Un argentino inventó un polarizador automático de vidrios y afines, que cuando el usuario lo requiere puede dar una tonalidad transparente, intermedia o totalmente oscura para que no pasen los rayos solares.
Fui al Vaticano a ver a la virgen de La Piedad. Cuando vi que los que llegaban hacían como una especie de gesto, como una genuflexión. Veía que arqueaban las rodillas. Debe ser una genuflexión para la virgen, pensé, pero no, era porque hay un vidrio delante de La Piedad, hacían así para poderla ver. ¿Saben lo que es ver una estatua a través de un vidrio, que está enfrente de una ventana, entra el sol y refleja en el vidrio?, relata Enrique Pinti en su monólogo sobre los viajes.
Esta problemática lo inquietaba al artista Eduardo Larraín, cuando intentaba hacer una escultura que se polarizaba automáticamente cuando el espectador se daba vuelta.
No pude llegar nunca, probé con un sinfín de cosas y gasté muchísimo dinero. Me alegré mucho cuando pude polarizar con el cuarzo líquido, pero no logre transparencia, fundamental para la escultura, comenta Larraín en diálogo con EL OTRO MATE, y agrega que comencé en el 2004 y recién en 2010 doy con los elementos químicos, se hizo un primer prototipo que funcionó al 30% y ahora estamos uno funcionando en su totalidad.
Leonardo Da Vinci no pintó muchos cuadros, pero los aproximadamente 60 que se dieron a conocer, están perfectamente realizados. Quizás no desde el punto de vista del dibujo, pero si desde un ángulo matemático y mecánico. Casi 600 años después, se metió la química que jugó un papel vital para ayudarme a crear este sistema de polarización, que si bien ya estaba en el Renacimiento, se llamaban a sí mismos alquimistas. Ahora nos llaman artistas plásticos, pero yo escultor y soy pintor. Los pintores necesitan tener desarrollados varios sentidos para poder plasmar el arte en la pintura. Uno debe saber cómo apunta la luz en ese momento, si el sol está en tal posición, de dónde va a salir la sombra, explica Larraín.
Como Leonardo, que pintaba e inventaba, por casualidad, pero con mucho ingenio, Larraín inventó un polarizador automático con el que se puede regular la tonalidad de los vidrios a piacere.
Hoy en día, uno no puede disponer de un vidrio polarizado cuando lo necesita y descartarlo cuando ya no le sirve. Si uno se compra un auto nuevo, tiene que llevarlo a un taller para que le desarmen las puertas y que le pongan un laminado, que es permanente, amén de los ruidos que le quedan al auto por el nuevo ensamblado.
La industria automotriz es una de las principales interesadas en este desarrollo. Además de resguardar la privacidad del interior de un auto, observa con preocupación a los rayos que entran en posiciones oblicuas, el conductor queda encandilado y por eso choca.
¿Cómo funciona? Se trata de una reacción eléctrica a una fórmula química de la que no se puede develar la fórmula por estar en proceso de patentamiento- que polariza cualquier tipo de vidrio o afín. Ese material hace que la electricidad se transporte parejamente a los vidrios en un amperaje muy bajo, un voltaje de entre 12 y 18 y así cambie la tonalidad. Todo esto comandado simplemente desde un dimmer.
Larraín está trabajando para que el dimmer sea inteligente y pueda accionar la polarización automática, reaccionando al reflejo de los rayos solares.
No solos los autos se verán beneficiados con esta innovación. En el sin fin de utilidades está la industria de la construcción, que puede implementar ventanas inteligentes que se opaquen, sin necesidad de utilizar cortinas o persianas.
En un viaje de avión, que tiene cientos de ventanillas, cuando comienza a amanecer y el comandante de a bordo decide que los pasajeros tienen que seguir durmiendo, las azafatas tienen que discutir con los que levantan las persianitas plásticas para ver el paisaje desde el cielo. Ahora, alcanza girar una perillita para evitar ese problema.
Los múltiples usos abarcan también la agricultura, ya que los invernaderos modernos están hechos de policarbonato, que también puede ser polarizado por este sistema. Para regular la entrada de rayos solares y su impacto en la siembra, actualmente utilizan cortinas, que podrían ser reemplazadas por este invento.
Para la implementación en el mercado, hay compañías automotrices alemanas e italianas interesadas en incorporar este sistema a sus productos.
En cuanto a las variantes tecnológicas a futuro, hay que estar atentos, porque las reacciones químicas y eléctricas posibilitarán un cambio de color en los vidrios, de acuerdo a la demanda del usuario en cada momento, pronostica Larraín.
Fui al Vaticano a ver a la virgen de La Piedad. Cuando vi que los que llegaban hacían como una especie de gesto, como una genuflexión. Veía que arqueaban las rodillas. Debe ser una genuflexión para la virgen, pensé, pero no, era porque hay un vidrio delante de La Piedad, hacían así para poderla ver. ¿Saben lo que es ver una estatua a través de un vidrio, que está enfrente de una ventana, entra el sol y refleja en el vidrio?, relata Enrique Pinti en su monólogo sobre los viajes.
Esta problemática lo inquietaba al artista Eduardo Larraín, cuando intentaba hacer una escultura que se polarizaba automáticamente cuando el espectador se daba vuelta.
No pude llegar nunca, probé con un sinfín de cosas y gasté muchísimo dinero. Me alegré mucho cuando pude polarizar con el cuarzo líquido, pero no logre transparencia, fundamental para la escultura, comenta Larraín en diálogo con EL OTRO MATE, y agrega que comencé en el 2004 y recién en 2010 doy con los elementos químicos, se hizo un primer prototipo que funcionó al 30% y ahora estamos uno funcionando en su totalidad.
Leonardo Da Vinci no pintó muchos cuadros, pero los aproximadamente 60 que se dieron a conocer, están perfectamente realizados. Quizás no desde el punto de vista del dibujo, pero si desde un ángulo matemático y mecánico. Casi 600 años después, se metió la química que jugó un papel vital para ayudarme a crear este sistema de polarización, que si bien ya estaba en el Renacimiento, se llamaban a sí mismos alquimistas. Ahora nos llaman artistas plásticos, pero yo escultor y soy pintor. Los pintores necesitan tener desarrollados varios sentidos para poder plasmar el arte en la pintura. Uno debe saber cómo apunta la luz en ese momento, si el sol está en tal posición, de dónde va a salir la sombra, explica Larraín.
Como Leonardo, que pintaba e inventaba, por casualidad, pero con mucho ingenio, Larraín inventó un polarizador automático con el que se puede regular la tonalidad de los vidrios a piacere.
Hoy en día, uno no puede disponer de un vidrio polarizado cuando lo necesita y descartarlo cuando ya no le sirve. Si uno se compra un auto nuevo, tiene que llevarlo a un taller para que le desarmen las puertas y que le pongan un laminado, que es permanente, amén de los ruidos que le quedan al auto por el nuevo ensamblado.
La industria automotriz es una de las principales interesadas en este desarrollo. Además de resguardar la privacidad del interior de un auto, observa con preocupación a los rayos que entran en posiciones oblicuas, el conductor queda encandilado y por eso choca.
¿Cómo funciona? Se trata de una reacción eléctrica a una fórmula química de la que no se puede develar la fórmula por estar en proceso de patentamiento- que polariza cualquier tipo de vidrio o afín. Ese material hace que la electricidad se transporte parejamente a los vidrios en un amperaje muy bajo, un voltaje de entre 12 y 18 y así cambie la tonalidad. Todo esto comandado simplemente desde un dimmer.
Larraín está trabajando para que el dimmer sea inteligente y pueda accionar la polarización automática, reaccionando al reflejo de los rayos solares.
No solos los autos se verán beneficiados con esta innovación. En el sin fin de utilidades está la industria de la construcción, que puede implementar ventanas inteligentes que se opaquen, sin necesidad de utilizar cortinas o persianas.
En un viaje de avión, que tiene cientos de ventanillas, cuando comienza a amanecer y el comandante de a bordo decide que los pasajeros tienen que seguir durmiendo, las azafatas tienen que discutir con los que levantan las persianitas plásticas para ver el paisaje desde el cielo. Ahora, alcanza girar una perillita para evitar ese problema.
Los múltiples usos abarcan también la agricultura, ya que los invernaderos modernos están hechos de policarbonato, que también puede ser polarizado por este sistema. Para regular la entrada de rayos solares y su impacto en la siembra, actualmente utilizan cortinas, que podrían ser reemplazadas por este invento.
Para la implementación en el mercado, hay compañías automotrices alemanas e italianas interesadas en incorporar este sistema a sus productos.
En cuanto a las variantes tecnológicas a futuro, hay que estar atentos, porque las reacciones químicas y eléctricas posibilitarán un cambio de color en los vidrios, de acuerdo a la demanda del usuario en cada momento, pronostica Larraín.
Fuente : EL OTRO MATE
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http://www.tomamateyavivate.com.ar/inventos-y-descubrimientos-argentinos/un-argentino-desarrollo-un-polarizador-automatico/