El partido de vuelta que se desarrolló este miércoles en el estadio Morumbí de Brasil cambió de tonalidad al finalizar el primer tiempo cuando Sao Paulo derrotaba 2-0 a Tigre.

Los incidentes empezaron cuando el equipo argentino acusó de insultos a los paulistas y los encararon, con lo que comenzaron las peleas.

Los jugadores de Tigre se negaron a salir al campo de juego para el segundo tiempo acusando las supuestas agresiones sufridas en el camino a los vestuarios, por lo que el árbitro decidió terminar el compromiso, adjudicándole la Copa al Sao Paulo.

Esta polémica final ha dañado la imagen de Brasil como anfitrión de la Copa del Mundo 2014.

"Sin duda va a tener un impacto negativo en la óptica internacional sobre la capacidad de Brasil de garantizar la seguridad de la Copa", indicaron organizadores de los preparativos del Mundial.

Por su parte, la Confederación Sudamericana de fútbol (Conmebol), indicó que al partido no lo puede dar por terminado el árbitro.

"El juez no puede dar por finalizado ningún partido, sí lo puede suspender. Es la Confederación la que decide", aseguró, agregando que el organismo "espera el informe de la Policía y de los veedores para estudiarlo y actuar".