Los científicos demostraron también que existe una asimetría de la temperatura corporal entre ambos lados del cuerpo y que hay diferencias en la temperatura.
Psicólogos españoles de la Universidad de Granada informaron este jueves que mediante el estudio de la temperatura corporal usando el método de la termografía, confirmaron lo que llamaron el efecto pinocho, que se produce con cambios térmicos en la punta de la nariz, cuando las personas mienten.
Cuando una persona miente, se produce un efecto pinocho, gracias al cual la temperatura de la punta de su nariz aumenta o disminuye, y también aumenta su temperatura corporal en la zona del músculo orbital, en la esquina interna del ojo, señala el informe del departamento de Psicología Experimental de la Universidad de Granada presentado el 23 de noviembre.
Si realizamos un gran esfuerzo mental, desciende la temperatura en nuestra nariz, y ante un ataque de ansiedad, se produce una subida general de la temperatura facial, agrega el reporte.
Los investigadores Emilio Gómez Milán y Elvira Salazar López, comprobaron en sus mediciones de temperatura que ante las situaciones en que un sujeto realiza un gran esfuerzo mental, como por ejemplo el enfrentarse a tareas difíciles, al ser evaluado, o al mentir, se producen notables cambios térmicos faciales.
Según Gómez y Salazar, cuando las personas mienten sobre sus sentimientos, estos cambios térmicos se producen en la nariz. Al mismo tiempo explican, se activa en el cerebro una estructura denominada ínsula.
La ínsula forma parte del sistema de recompensa cerebral si hay sentimientos reales, llamados cualias, describen. Ésta se activaría al mentir, si estos sentimientos existen, pero no se activa cuando no los hay, aclaran los psicólogos de Granada.
En las investigaciones además observaron que a más actividad de la ínsula, correspondiente a un mayor sentimiento visceral, menor es el cambio térmico que se produce, y viceversa, destacan los investigadores.
La ínsula interviene en la detección y regulación de la temperatura corporal, de manera que hay una gran correlación negativa entre la actividad de esta estructura y la magnitud del cambio térmico: a más actividad de la ínsula (a mayor sentimiento visceral), menor cambio térmico se produce, y viceversa, destacan Gómez y Salazar.
Los científicos demostraron también que existe una asimetría de la temperatura corporal entre ambos lados del cuerpo y que hay diferencias en la temperatura local del cuerpo con subidas y bajadas en torno a un grado.
Las asimetrías se producen también al bailar. En el caso del flamenco, por ejemplo, en la investigación detectaron que la temperatura baja en los glúteos y sube en los brazos.
En general, los cambios observados variaron según el estado físico, el estado mental y emocional de la persona, y para la psicóloga Elvira Salazar, en este sentido, el termograma nos da un marcador somático de estados subjetivos o mentales, y nos permite ver lo que la persona siente o piensa.
En este aspecto el estudio revelan que la termografía sirve para evaluar las emociones ya que el patrón térmico facial es diferente, en cada caso y también permite determinar el llamado contagio emocional.
Por ejemplo, las personas con una empatía muy alta, si ven a alguien sufrir mediante descargas eléctricas en el antebrazo, se contagian y la temperatura de su antebrazo aumenta.
Además, en determinadas enfermedades neurológicas, como la esclerosis múltiple, el organismo no regula bien la temperatura ante el calor y el frío, lo que se detecta con un termograma, agrega el informe.
Otras aplicaciones de la termografía detectadas es la de determinar el patrón corporal de grasa, que los científicos esperan que sea de gran utilidad para los programas de adelgazamiento y entrenamiento físico, así como los cambios de temperatura corporal en celíacos o personas con anorexia.