Un esfenodonte de 150 millones de años de antigüedad fue encontrado en el Cerro Cóndor, sobre el valle del río Chubut. Medía unos 15 centímetros y poseía una mandíbula fina que hace imaginar que se alimentaba de insectos.
Emanuel Pujol (Agencia CTyS) En el tiempo en el que vivió este reptil, el mundo era muy distinto. Solamente habían dos grandes continentes. Uno de ellos, llamado Gondwana, estaba en el hemisferio sur y estaba compuesto por las tierras que actualmente corresponden a Sudamérica, África, la Antártida, la India, Nueva Zelanda y Australia.
El doctor Sebastián Apesteguía, director del Área de Paleontología de la Fundación de Historia Natural Félix de Azara (CEBBAD-CONICET-Universidad Maimónides), comentó a la Agencia CTyS que una de las importancias de este hallazgo es que ayuda a entender los ambientes del mundo Jurásico y refuerza la teoría de que había un gran desierto que se extendía en el centro de Gondwana.
Para comparar las características de esta especie nueva encontrada en Chubut con los otros esfenodontes descritos en todo el mundo, Apesteguía trabajó junto a los investigadores Raúl Gómez del Departamento de Ciencias Geológicas de la UBA y Guillermo Rougier, quien se desempeña en la Universidad de Louisville, en EE.UU.
Así, llegaron a una conclusión reveladora. Es interesante que el esfenodonte más semejante al encontrado por nosotros es uno de la India, que hace 150 millones de años no estaba muy lejos de la Patagonia, mencionó Apesteguía. Y agregó: Ambos sitios estaban al sur del enorme desierto que se extendía en el centro de Gondwana, lo que indica que esa zona árida funcionaba como separador de faunas, por lo que en el norte y sur se desarrollaban formas distintas.
Estos reptiles surgieron antes que los dinosaurios, hace 250 millones de años, y la mayoría se extinguió junto a ellos, 65 millones de años atrás.
En sus primeros tiempos, todos los esfenodontes eran insectívoros, pero durante el Jurásico proliferaron y se diversificaron, apareciendo también carnívoros, los que consumían peces y los que se alimentaban de hierbas.
Los restos encontrados en Chubut correspondían a fragmentos de la mandíbula de esta nueva especie. Con ella, pudimos inferir cómo se alimentaba el esfenodonte, porque la mandíbula era fina y con dientes puntiagudos, lo que nos indica que era insectívoro, explicó el paleontólogo del CEBBAD-CONICET.
El especialista agregó que si la mandíbula hubiera sido alta y con dientes chatos deberían haber identificado a este reptil como un herbívoro, por ejemplo. Pero, justamente, por la delgadez, elegancia y gracilidad de la mandíbula que poseía este espécimen, los autores de este trabajo, publicado en la revista científica Zoological Journal of the Linnean Society, decidieron bautizarlo con el nombre Sphenocondor gracilis, de modo que hacen hincapié en esta característica, al tiempo que también aluden al lugar en que fue hallado, el Cerro Cóndor.
Otra importancia de este descubrimiento es que este pequeño reptil, que pudo haber alcanzado los 15 centímetros, constituye la primera evidencia de un esfelodonte en América del Sur durante el Jurásico, un período que se extendió desde los 195 y los 150 millones de años de antigüedad.
En los últimos diez años, en la localidad fosilífera de cerro Cóndor, se encontraron gran cantidad de animales de porte reducido, como ranas, tortugas, dinosaurios pequeños, reptiles voladores, mamíferos y, ahora, este pariente de los lagartos.
Un trabajo arduo para encontrar una valiosa mandíbula
El esfenodonte apareció en la formación geológica llamada Cañadón Asfalto. Pero, para que esto ocurriera, fue necesaria una labor muy forzosa. Apesteguía comentó a la Agencia CTyS que los fósiles se encuentran dentro de las rocas, por lo cual es necesario picar y picar hasta encontrar material que construya nuevos conocimientos.
Por lo general, los investigadores viajan hasta cerro Cóndor con un grupo de diez o quince estudiantes de paleontología y se ponen a partir piedras en fragmentos de unos 40 centímetros de diámetro. Luego, trasladan estos trozos a una escuelita que hay en la zona y que está vacía durante la época de campaña, que es en verano.
Allí, con más comodidad, se empieza a seccionar la roca y, en el mejor de los casos, se encuentra un hueso fosilizado, como fue en este caso. Es notorio a la vista cuando hacés un hallazgo, porque el hueso toma un color rojizo durante tanto tiempo, mientras la roca de la zona tiene un color gris, detalló el científico.
A partir de allí, comienza un estudio meticuloso. En esta ocasión, la mandíbula del Sphenocondor gracilis fue preparada por el técnico Leandro Canessa, del Museo Egidio Feruglio, ubicado en Trelew.
En total, nos llevó cerca de cinco años todo el proceso hasta describir esta nueva especie, comentó Apesteguía sobre el trabajo que realizó junto a Raúl Gómez y Guillermo Rougier.
Fuente: Agencia CTyS
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