Descubriendo algo más de los cometas
Por sintesisdeprensa
  
Jueves, 25/10/2012
Junto con los asteroides y meteoroides, en general, son clasificados como pequeños cuerpos celestes del Sistema Solar.

Cometa Hale-Bopp desde Joshua Tree National Park, California en 5 de abril de 1997 a las 5:30 a 05:50 hora UT ( Wally Pacholka/NASA )

Uno de los objetos celestes que más cautivó el interés humano y de los astrónomos a lo largo de la historia, es el cometa, por el impacto visual en el cielo nocturno, el misterio de su procedencia, su asociación a grandes predicciones, y los peligros potenciales para la Tierra.


Imágen del cometa Schwassmann-Wachmann 12-14-95 alle 00:13:30 UT por Tim Puckett da Villa Rica, Georgia, EE.UU (NASA)

Junto con los asteroides y meteoroides, en general, son clasificados como pequeños cuerpos celestes del Sistema Solar, que tienen una coma, y una larga cola que siempre se va en dirección alejada del Sol.

En tiempos antiguos, a menudo los identificaban como una estrella en movimiento surcando los cielos, y se los asociaba a signos divinos y sucesos por venir.


Cometa 6P / d'Arrest

La palabra "cometa" deriva del griego, cuyo significado es "estrella peluda", y se la dibujó frecuentemente con una cabeza cortada, y una larga cabellera.

La historia humana en la antigüedad era muy rica de una variedad de acontecimientos trágicos, como guerras, epidemias, golpes de estado, asesinatos de los gobernantes o de otros dignatarios en el palacio. Algunos de estos eventos fueron acompañados por la aparición de los cometas brillantes, describe el Departamento de investigaciones lunares y planetarias de la Universidad de Moscú en su recopilación histórica.


Cometa Encke 5 gennaio 1994

Junto con los asteroides y meteoroides, en general, son clasificados como pequeños cuerpos celestes del Sistema Solar.
A este respecto, se describe que tanto los astrólogos de la corte en antiguos palacios, como los astrónomos, e incluso la iglesia, vincularon el Cielo y la Tierra ante la aparición de estos cuerpos celestes en movimiento. A su vez en el oriente, el pensamiento budista describe el Universo como un todo relacionado. Aspectos del cielo pueden ser interpretados en la Tierra.


Cometa Halley.

En el año 44 a.C, la muerte de César, en Roma, coincidió con el paso de un brillante cometa, por lo que se temió más tarde, que su presencia podría significar el anuncio de la muerte de reyes y dignatarios.

En informes históricos se revela el temor que había en la población. En uno de ellos, citado por la investigación de la Universidad de Moscú, el famoso cirujano francés Ambroise Paré, describió el paso de un cometa en 1528.

"Este cometa fue tan horrible y terrible, y dio lugar a una gran confusión entre la gente, que algunos murieron tan solo de miedo y otros se enfermaron. Este (cometa) llevaba una luz de enorme longitud del color de la sangre; en la parte superior de la misma era visible una mano que sujetaba una espada larga, como si estuviera lista para atacar. Al final de la hoja (espada) se podían ver tres estrellas. A ambos lados de los radios de la cola del cometa, habían numerosos ejes, cuchillos, espadas teñidas en sangre, y entre ellos habían horribles caras humanas con barba y cabello erguido", describe el cirujano.

Además de la trágica descripción de Paré, los historiadores describen numerosos relatos medievales sobre la predicción del fin del mundo asociada a la llegada de un cometa.

Uno de los testimonios más antiguos conocidos, proviene del año 2296 a.C, y corresponde a una observación dada a conocer por los astrónomos chinos, quienes registraron su movimiento a través de las constelaciones. En aquella época el conocimiento chino de astronomía era muy avanzado.

Los orientales describieron que la vista del cielo era como si fuese un enorme país, que tenía a su vez muchas regiones y provincias, en que los planetas brillantes eran sus gobernantes, señala el informe.

En este país estelar o espacial, los chinos entendían que para la difusión de los mensajes hacia todas las provincias existían los mensajeros, a los que llamaban las “luminarias con cola”, y a ellos se les asignaba la función de mensajería, ya que rápidamente se trasladaban a través de muchas constelaciones, supuestamente bajo una voluntad imperial.

Según la investigación, esto fue confirmado por los astrónomos chinos de la época, quienes registraron los movimientos de los planetas gobernantes de sus correspondientes constelaciones, a instancias del emperador, después de la aparición y desaparición de algún cometa.

Para los chinos los cometas podían significar anuncios divinos positivos o negativos. “Es interesante observar que cometas positivos se acreditaron sólo en China”, advierten los investigadores. Al respecto ellos postulan que “en los albores de la civilización, la gente no había sido cargada con todos los giros y vueltas de la historia humana”.

En el occidente, el historiador Seneca en el siglo I d.C, describió que el cometa tiene su propio espacio entre los cuerpos celestes, y agregó que “no se sorprendan que las leyes del movimiento de los cometas no se resuelva, pero llegará un momento en que el trabajo duro va a revelar la verdad oculta”, cita en el informe.

Seneca discutió el tema de los cometas con Aristóteles y lo contradijo, pues este último creía que era solo un fenómeno atmosférico.

En 1577, Tycho Brahe, se encargó en demostrar que los cometas no estaban en la atmósfera de la Tierra como pensaba Aristóteles, sino mucho más allá, y que eran realmente algún tipo de cuerpo celestial.

Desde entonces, la trayectoria y órbita de los cometas fue un misterio interesante de investigar. El Vaticano y los filósofos del Medioevo europeo difundieron en el occidente la teoría de un sistema geocéntrico del Universo, donde la Tierra estaba en su centro, adoptando el pensamiento de Aristóteles y Tolomeo, el cual era sacro para el gobierno eclesiástico.

El italiano Nicolo Copérnico en 1543 explicó que la Tierra no era el centro del Universo, sino que nuestro planeta y el resto giraban en torno al Sol, pero su pensamiento fue considerado contrario a lo establecido en las cúpulas eclesiásticas. En 1610, cuando el físico, matemático y filósofo Galileo Galilei perfeccionó los telescopios, sostuvo esta teoría heliocéntrica, es decir con el Sol al centro, lo que le significó ser acusado de herejía, detenido y condenado por el mismo Vaticano, a vivir el resto de su vida encerrado en su domicilio.

En tanto fueron las leyes del alemán Johannes Kepler, las que demostraron en esa época que los cuerpos celestes no tienen una órbita circular y una velocidad constante, sino que van en una elipse a una velocidad variable.

Más tarde el físico, teólogo y astrónomo Isaac Newton, explicó que si la fuerza que actúa sobre un cuerpo celeste del Sol es inversamente proporcional al cuadrado de la distancia a la misma, dicho órgano debe moverse en una órbita elíptica.

A petición del astrónomo Edmund Halley, antes de que Newton explicara la teoría de la relatividad, él descubrió que también los cometas tenían una órbita elíptica.

Posteriormente Edmund Halley basado en registros de 300 años, fue el primero de catalogar a 24 elementos del Universo, incluyendo a los cometas.

Halley descubrió de esa manera que había un cometa que se repetía a través de los años en 1531, 1607 y 1682. Sus estudios fueron acertados y las siguientes apariciones del cometa apodado Halley, se repitieron según lo predicho.

Con la ley de gravedad descubierta más tarde se pudo realizar finalmente los cálculos de las trayectorias de estos enigmáticos cuerpos celestes.

La teoría de la gravedad considera la masa del cometa en comparación del Sol y la influencia de los planetas en su trayectoria. Estos planetas son capaces de modificar su trayectoria.

Tipos de cometas
Los cometas se dividen en dos clases, en función de su período de revolución alrededor del Sol. Están los cometas de período corto, con un período orbital de menos de 200 años, los de período de más de 200 años y más recientemente, se observó que hay un brillante cometa de largo plazo, con un período de aproximadamente 4000 años, el cometa cometa Hale-Bopp, que se descubrió en julio de 1995.

Todos los cometas de período corto son miembros de diferentes familias relacionados a las órbitas de los planetas. La familia más numerosa pertenece a Júpiter, entre ellos los cometas más observados son los cometas Encke, Tempel-2, Pons-Winnecke y Faye.

Entre los cometas de Saturno, están los cometa Toutle, Neuimin-1, Van Bisbruka y Gale, con periodos orbitales alrededor del Sol de 10-20 años.

Entre los cometas Urano están los cometas Crommelin y Tempel-Toutle, de un período de 28-40 años, mientras que de la familia de Neptuno están en cometa Halley, Olbers, Pons-Brooks, con períodos de 58-120 años.

De todos los conocidos cometas de período corto, el de menor período de revolución alrededor del Sol es el cometa Encke, un miembro de la familia de Júpiter, que orbita cada 3,3 años terrestres.

El más conocido en la historia de la humanidad es el cometa Halley, que forma parte de una familia de Neptuno. Hay registros de sus observaciones del año 467 antes de Cristo.

En 1950, el astrofísico holandés Jan Oort, analizó la distribución de las órbitas de los entonces conocidos 19 cometas de período largo, y encontró que el semieje mayor de las órbitas primarias se agrupan en el área a una distancia de más de 200.000 UA.

Oort propuso que el Sistema Solar está rodeado por una nube gigantesca de cometas o cuerpos helados, llamada hoy la Nube de Oort.

Características de los cometas
Lejos del Sol los cometas no parecen tan diferentes a los asteroides, pero al acercarse a nuestra estrella a unos 11 UA (distancia entre el Sol y la Tierra equivalente a 150 millones de kilómetros), aparece por primera vez su gas irregular, llamado ‘coma’, que se distingue de la ‘cabeza del cometa’.

A unas 3 a 4 UA de distancia, el cometa comienza a desarrollar una ‘cola’, que es claramente visible a 2 UA.

El cometa, al igual que los demás cuerpos celestes orbita el Sol, y su cabeza puede llegar a distancias de 1,6 a 0,9 UA, para luego alejarse. Su cola puede extenderse por docenas e incluso cientos de millones de kilómetros de largo.

La densidad de la cola es considerada para los astrónomos como insignificante, ya que solo es escaso gas brillante y polvo, sin embargo el cometa es siempre un signo de preocupación por su núcleo.

Al inicio existió la suposición de que la razón para aumentar el brillo de los cometas y la aparición de su cola durante la aproximación al Sol, era por la presencia de hielo en sus núcleos.

En el modelo actual, el núcleo del cometa es una bola de "nieve sucia" con una formación relativamente suelta de trozos de hielo de varias composiciones (dióxido de agua, amoníaco, metano y carbono) del polvo congelado y fragmentos de roca, señalan los astrónomos de Moscú en su reporte.

El aumento de brillo en el cometa es debido a su calor durante la aproximación al Sol y su pérdida de masa núcleo por evaporación, o más bien de la sublimación, es decir, la transición de la materia a partir de la fase sólida directamente al vapor, sin pasar por el líquido, agrega el informe.

La masa de los cometas puede alcanzar varias toneladas de peso y en el caso del cometa Halley, se encontró que su núcleo “es un trozo de hielo, parecido a un zapato gastado”, por su forma. El tamaño de este cuerpo a lo largo del eje mayor es unos 14 kilómetros y la temperatura de su superficie a una distancia de 0,8 AU el Sol fue de 87 ° centígrados en uno de sus registros.

Para los científicos, el cuerpo del cometa, los más probable es que tenga una cubierta de partículas refractarias, como metales, silicio azufre, y sus óxidos y otros compuestos, y cuando el hielo se derrite, los chorros de vapor de agua, dióxido de carbono y otros gases con polvo escapan por debajo de la corteza.

Se estima que en el momento en que el cometa pasa en su punto más cercano al Sol, el perihelio, cada segundo pierde alrededor de 45 toneladas de compuestos gaseosos y 5 a 8 toneladas de polvo. Si se consideran las reservas estimadas del cometa Halley, su material volátil debería ser suficiente para cientos de miles de años, señalan los astrónomos de la Universidad de Moscú.

Los peligros de un cometa
Algunos investigadores creen que el meteorito de Tunguska que cayó en Siberia el 30 de junio de 1908, devastando la región deshabitada del taiga, la región subpolar, fue un cometa, por los estudios de la composición química de los efectos producidos a su alrededor. En este sentido se estima que los cometas largos serían los más peligrosos.

Aunque esto es todavía una hipótesis, y, aunque no sea el caso del evento Tunguska, hay otros hechos que apoyan la caída del núcleo de un cometa en el pasado de la Tierra, y esto corresponde también corresponde a la presencia compuestos químicos inusuales en la Tierra y que se observan en mayor cantidad en algunos de los gránderes cráteres de impacto, señala el reporte de Moscú.

Ellos citan como ejemplo, una de las extinciones más masivas de fauna y flora de los últimos 230 millones años, que ocurrió hace 65 millones de años, entre las eras biológicas del Mesozoico y Cenozoico o finales de los períodos geológicos del Cretácico y Terciario, cuando desaparecieron dos tercios de todos los organismos vivos, incluidos los dinosaurios.

Una enorme explosión habría sido causada por la colisión del núcleo del cometa con la superficie de la Tierra, lo que llevó a la liberación a la atmósfera, incluyendo sus capas superiores, de grandes cantidades de polvo. Se cree que las condiciones de mucho polvo a nivel global, inevitablemente conducen a una fuerte caída en la temperatura de las capas más bajas, de unos 10 grados o más.

Hace unos 65 millones de años atrás, este cambio en la temperatura media probablemente habría sido causado por la caída del núcleo del cometa grande, (aunque también existe la hipótesis de un asteroide), lo que dio lugar a una pérdida catastrófica de los organismos vivos, sostienen los astrónomos. Las pruebas de los componentes químicos en algunos cráteres avalan la teoría de los cometas.

En 1994, la caída de fragmentos de 1 a 10 kilómetros de diámetro del cometa Shoemaker-Levy, impactaron en Júpiter, en su hemisferio Sur. Causaron una enorme explosión en el planeta, y se observaron grandes manchas oscuras.


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