Las maravillas de la vida
Por adagio
  
Lunes, 15/10/2012
Yo nací como todos nacemos, del vientre de nuestra madre. Allí es donde estuve durante los nueve meses anteriores al parto.

Es como una nube de algodón en la que flotas y parece que estás volando. En ella me sentía muy a gusto. Me alimentaba gracias a un largo y estrecho tubo llamado cordón umbilical.

En el parto hubo complicaciones. Es decir, tan a gusto me sentía que no quería salir de allí.

Intentaba agarrarme a lo que pudiera, pero el sitio por el que pasaba era cada vez más estrecho. Estuve por echarme a llorar.

Justo en ese momento oí una voz que llegaba del más allá iluminada por mis reflejos. Me dijo:

-¡Mi vida!, ¿por qué no quieres salir de aquí?

-Porque aquí estoy muy a gusto y allí afuera la vida es mala.

-Hay cosas bellas en la vida y no puedes dejarlas de lado. Allí podrás ser muy feliz- me contestó aquella voz.

-En la vida no tendré ángeles y aquí siempre los tendré- le añadí.

-Eso no es cierto. Yo te mandaré dos ángeles buenos que te cuidarán y serán tus padres- me respondió.

En aquel momento me di cuenta de las cosas buenas que puede haber en la vida. Supe que no valía la pena agarrarme a nada y decidí soltarme.

Cuando salí, vi la cara de alegría de mi madre. Era pacífica y me daba una sensación de confianza.

Todos estaban muy alegres, en especial mi padre, que me daba abrazos y no me dejaba respirar.

Me sentía bien al hacer felices a los demás. La voz mágica tenía razón, las cosas en la tierra pueden ser maravillosas.

A lo largo de los años, fui comprobando muchas cosas bonitas de la vida, hay momentos tristes, pero gracias a mi familia y amigos se pueden superar.


Por adagio