El Pueblo de la Antigua Alianza
El pueblo de la Biblia.
La Biblia surge en medio de un pueblo de Oriente, el Pueblo de Israel. Este pueblo crea una literatura que relata su historia, sus reflexiones, su sabiduría, su oración. Toda esta literatura es inspirada por su fe en el único Dios que les dice: ¡Estoy siempre con ustedes!. El pueblo de la Biblia vive junto al mar Mediterráneo, en Oriente Medio.
Inicialmente, es un grupo de emigrantes, venidos de Mesopotámica (hoy Irak). Son llamados HEBREOS y descienden de Abraham. Mucha gente quiere ser dueña de la tierra donde viven esos hebreos. Los Cananeos, otros moradores de allá, la llaman CANAAN. Los Israelitas la llaman Israel. Mas tarde será llamada PALESTINA: tierra de los filisteos.
Division de Canaan Tribus de Israel
Los Patriarcas
Con Abraham se inicia la historia del Pueblo de la Biblia. Abraham sale de Mesopotámica, buscando una nueva tierra. Sale con su familia y va a vivir a Canaán. Esto sucede por el año 1.850 antes de Cristo (1850 a.C.). En Canaán nacen sus hijos, sus nietos. La familia va aumentando. Abraham, Isaac y Jacob son llamados PATRIARCAS. Ellos son los primeros padres y fundadores del Pueblo de la Biblia. (Jacob es llamado también ISRAEL).
El pueblo camina a Egipto.
Mucha gente viaja a EGIPTO, donde la tierra es más fértil. Entre ellos están Jacob y su familia. Con el pasar del tiempo, los faraones (reyes) de Egipto, comienzan a esclavizar a los pueblos menores vecinos, y entre otros a los Hebreos.
Liberación y vuelta a su tierra.
Surge en medio del pueblo un líder que inicia un movimiento de liberación. Con la ayuda de Dios, hace huir al pueblo de la opresión de los reyes de Egipto. Este líder es MOISÉS. El pueblo camina por el desierto durante 40 años, regresa de vuelta a Canaán. Moisés muere antes que el pueblo entre en aquella tierra. En su lugar queda JOSUÉ, como principal líder del pueblo. Después de la muerte de Josué, el pueblo es liderado por otros JUECES. El último de ellos es SAMUEL.
Los primeros reyes.
Para ser más fuerte contra los ataques de sus enemigos, el pueblo desea un REY, igual que lo tienen los otros pueblos vecinos. El primer rey es SAUL. El segundo rey es DAVID. Es considerado el rey más importante que el Pueblo de la Biblia tiene en toda su historia. David vence a todos los pueblos vecinos, une al pueblo y aumenta su reino. Escoge como capital Jerusalén. El tercero de los reyes es Salomón (+ 900 a.C.) Es durante el reinado de Salomón cuando surgen los primeros escritos de la Biblia. Antes las historias del pueblo son transmitidas de boca en boca, de padres a hijos.
División del reino.
Después de la muerte del rey Salomón hay muchas luchas políticas e intrigas. El pueblo acaba dividido en dos:
- El Norte, que no quiere aceptar al hijo de Salomón como rey. Queda con el nombre: Reino del Norte, o ISRAEL.
- El Sur, que permanece fiel a la familia de David. El Reino del Sur se llama: Reino de Judá.
Las dominaciones.
Los grandes imperios de aquel tiempo no dejan al pueblo de la Biblia en paz. En 724/721 a.C. Asíria invade el Reino del Norte (Israel) y toma posesión de aquella región. Más o menos 150 años después, el imperio de Babilonia vence a Asiria y toma posesión del Sur (Judá), poniendo fin a su existencia. Los babilonios llevan buena parte de la población de Judá a Babilonia, donde permanecen durante 50 años (587-538 a.C.). Es el tiempo del EXILIO. Pero, Babilonia, a su vez es vencida por Persia. El rey de los Persas deja al pueblo judío volver a su tierra. De aquí en adelante, los judíos, son casi siempre dominados por pueblo extranjeros. Es en esta Época de dominación cuando surge la esperanza de un Mesías, un nuevo David, que salvará a su pueblo. Los libros redactados desde el tiempo de Salomón hasta ahora, forman el Antiguo Testamento.
Jesucristo.
En medio de un tiempo de gran agitación y de grandes esperanzas políticas y religiosas, viene Jesús. Viene a anunciar el amor de Dios, especialmente para los pequeños, los pobres, los pecadores. Entra en enfrentamiento con los líderes de su Pueblo y termina muriendo en una cruz.
Después del sufrimiento y del escándalo de su muerte violenta, sus seguidores lo ven resucitado y proclaman:
¡EL SEÑOR ESTÁ VIVO!. Fortalecidos por el poder del Espíritu Santo, van a anunciar esta Buena Noticia a todos los pueblos.
Así surge la Iglesia que se extiende rápidamente en el mundo de aquel tiempo. Luego se siente la necesidad de anotar el contenido de la predicación de los apóstoles y de la reflexión de los discípulos de Jesús. Podemos encontrar esto en los libros del Nuevo Testamento.
Dios también camina con su pueblo.
Dios también camina con su pueblo.
Vimos algunas cosas de la historia del pueblo de la Biblia. Esta historia no es tan diferente de la historia de otros pueblos de aquel tiempo. Pero la diferencia es que esos pueblos no descubrieron lo que Israel, ayudado por Dios, percibió:
No estamos solos. Dios camina con nosotros. Estamos en su mano. Existe una relación muy especial entre Dios y nosotros.
El descubrimiento de la Revelación.
Este descubrimiento de la relación profunda entre Dios y su pueblo, nosotros la llamamos Revelación. Claro que el Pueblo no podía descubrir esto, si el mismo Dios no les hubiese dado luz para entender. Ya vimos que, inicialmente, el Pueblo de la Biblia es un puñado de gente simple, que va creciendo y multiplicándose. Pero ocurren cosas importantes en la vida de esa gente: El cambio para Egipto, la opresión, la salida bajo el liderazgo de Moisés, el paso por el desierto. Así, el pueblo aprende a luchar, a observar y a reflexionar sobre todo lo que ocurre. Van descubriendo la mano de Dios en todo eso y expresan su fe en celebraciones festivas, en cantos y oraciones. Cuentan de padres a hijos las grandes obras de Dios.
De vuelta a la tierra de Canaán, liderados por los jueces, y más tarde, por los primeros reyes, el pueblo se va uniendo más. Comienza a formar una nación mejor organizada, con una cierta libertad en el mundo de aquel tiempo. Se comienzan a escribir (ya entonces en tiempo de Salomón). ¿Qué escriben? La vida del Pueblo: sus luchas, sus reflexiones, sus oraciones, sus cantos. Así comienza a ser escrita la Biblia.
Y así continúa. La división del Reino, las dominaciones extranjeras, la vuelta a la tierra. El Pueblo va viviendo, sufriendo, luchando, rezando... y otros escritos de la Biblia van surgiendo. Estos son especialmente obra de hombres que hablan inspirados por Dios: los profetas. Ellos van a ayudar al pueblo a reflexionar mejor y a comprender lo que Dios espera. Va a ayudar al pueblo a vivir mejor, a celebrar, a luchar, a no perder la esperanza.
Dios habla por los acontecimientos y por las palabras.
La Biblia es el reflejo de una vivencia del pueblo con su Dios, de Dios con su Pueblo. Dios está en la historia del Pueblo, y por esto, está en la Biblia. Al mismo tiempo, la Biblia va a ayudar al pueblo a vivir. Es Dios, a través de la Biblia, quien anima y orienta a su Pueblo para continuar la lucha y vivir y nunca desanimarse. Es por todo esto que decimos que la Biblia es Palabra de Dios, Revelación de Dios.
La Alianza.
El Pueblo de la Biblia va descubriendo, cada vez más, cuales son los lazos que lo unen a Dios: Dios nos ama. A los Profetas les gusta comparar a Dios como a un marido completamente dedicado a su esposa. Dios es el Esposo; el Pueblo, la Comunidad, es la esposa. También les gusta otra comparación: el pueblo de Israel en vez de buscar aliarse con un Imperio poderoso, hace alianza con el propio Dios. Nosotros, hoy, llamamos
alianza el aro de bodas. Es porque el aro recuerda el compromiso del matrimonio:
AMOR Y FIDELIDAD HASTA LA MUERTE. Así es el amor de Dios para con su Pueblo. Por esto llamamos a la Biblia el
Libro de la Alianza.
La celebración de la Alianza en el monte Sinaí.
En el segundo libro de la Biblia, el éxodo, leemos como Dios hace alianza con su Pueblo. El pueblo vive en Egipto bajo la esclavitud y dominación de los poderosos. Sufre mucho. Dios manda a Moisés para liberar a su pueblo de la esclavitud y llevarlo de regreso a la tierra de Canaán. Es una liberación penosa, difícil, pero el Pueblo ve claramente la mano liberadora de Dios que lo ayuda a vencer. Atravesando el desierto, llegan al monte Sinaí. Allí el Pueblo celebra la Alianza con Dios. Podemos leer esto en el libro del éxodo, capítulo 19,1-8 y 20,1-21. Dios dice que el Pueblo será su Pueblo. Y, como Pueblo de Dios tendrá una responsabilidad muy especial entre todos los pueblos. Como respuesta al gesto liberador de Dios, Dios espera de su pueblo fidelidad, responsabilidad.
Dios les quiere mostrar también que la esclavitud de Egipto acabó, pero que el Pueblo puede continuar siendo esclavizado, permitiendo que los unos dominen a los otros dentro del propio pueblo. Estas normas nosotros las llamamos:
Los diez mandamientos. El pueblo de la Biblia las llama
La Ley de la Alianza.
Pero es claro para todos que la Ley les es dada para que continúen verdaderamente libres. Por eso, el Pueblo de la Biblia considera los mandamientos como un gran regalo de Dios. Estos son el camino que da la verdadera paz y felicidad.
Los profetas, guardianes de la Alianza.
A pesar de entender todas estas cosas, el Pueblo es, muchas veces, infiel a la Alianza. Cae en el pecado, en la desobediencia. Como una esposa infiel, va tras otros amores. Así surgen aquellos hombres sabios y santos, llamados PROFETAS. Ellos hablan en nombre de Dios y llaman la atención del Pueblo, cuando están enderezando su camino errado. Los profetas advierten:
Si continúan así, las cosas irán mal. Cambien de actitud. ¡Conviértanse¡
Pero los Profetas no solamente amenazan. En tiempos de gran sufrimiento y persecución, son ellos los que hablan de esperanza:
Dios vendrá de nuevo a liberar a su pueblo. Dios no se olvida de su Alianza. El va a realizar una nueva Alianza. Así el pueblo va descubriendo:
A pesar de nuestra infidelidad, Dios continua siendo el Esposo que va educando a su esposa en la fidelidad. Siempre nos da una nueva oportunidad. Siempre perdona y comienza de nuevo. (Puede leer, en la Biblia, cómo los Profetas hablan sobre la Alianza: Is 54,5-7; Jr 31,31-33; Ez 16,1 ss.; Os 2,21-22)
La Nueva Alianza en Jesucristo
Jesús es el nuevo Profeta.
Después de haber hablado por los profetas, Dios quiere hablar todavía más de cerca. Quiere revelarse todavía mejor. El lo hace a través de su Hijo Jesús. Jesús es el profeta por excelencia, el gran enviado de Dios, es su gran mensajero, el Hijo. Mucho más que los profetas, Él puede hablar de Dios, mostrar quién es Dios. Jesús muestra el Dios de la Alianza, el Dios del amor que se da hasta el fin.
La bondad de Jesús, su misericordia, su exigencia, su donación hasta la muerte, muestran el amor de su Padre. Jesús, por su modo de vivir y predicar, entra en conflicto con las autoridades de su tiempo. Jesús predica un Dios diferente, que ellos no pueden aceptar. Por esto lo eliminan.
Jesús es condenado a muerte en la cruz, la muerte más humillante y escandalosa que un judío podía imaginar.
La Buena Noticia se extiende.
Pero, después del aparente fracaso, los apóstoles de Jesús testimonian:
¡Jesús Está vivo. Jesús resucitó! ¡Verdaderamente, Él es el Mesías, el Cristo, el Señor!.
Fortalecidos por el poder del Espíritu Santo, van a anunciar este mensaje a todos los que lo quieren oír. Surgen las primeras comunidades cristianas y la Iglesia se expande rápidamente en el mundo de aquel tiempo.
El Antiguo Testamento habla de Jesús.
Los primeros seguidores de Jesús son judíos. Según su costumbre, se reúnen para escuchar las Escrituras que son entonces solamente el Antiguo Testamento. Pero ellos comienzan a leer aquellos escritos con ojos nuevos. Todo se ilumina con nueva luz, con una nueva forma de entender. Ellos descubren que el Antiguo Testamento habla de Jesús, veladamente, y que lo anuncia como aquel que va a completar la obra de Dios, como el Mesías esperado.
Cuando Jesús se aparece a sus discípulos después de la Resurrección, el les dice:
Cuando todavía estaba con ustedes, les dije que tenía que ocurrir todo esto, lo que estaba escrito con respecto a mi en la Ley de Moisés, en los libros de los Profetas y en los Salmos. Entonces abrió sus mentes para que entendieran las Sagradas Escrituras. (Lc 24,44-45)
Para el cristiano, toda la Biblia es el libro de Jesucristo.
Con Jesús todo se vuelve nuevo.
Con Jesús se inicia un nuevo Reino: un reino de justicia y amor. Cristo es el nuevo Rey, el nuevo David. Surge un nuevo Pueblo: todos los que siguen a Jesucristo y se unen en la Iglesia de Jesús. La antigua Ley tiene su plenitud en la nueva Ley del amor. Jesús es el nuevo Moisés que libera a su Pueblo del pecado y que camina con Él rumbo a una nueva Tierra de justicia y paz. La historia del Pueblo de Dios, el nuevo Israel, continúa. Cristo vino a renovar, a perfeccionar y llevar todo a su plenitud.
Rezando juntos un himno en honor a Cristo, que encontramos en la Carta de San Pablo a los Filipenses (2,6-11):
Jesús siendo de condición divina, no reivindicó, en los hechos, la igualdad con Dios, sino que se despojó, tomando la condición de servidor, y llegó a ser semejante a los hombres. Habiéndose comportado como hombre, se humilló, y se hizo obediente hasta la muerte, y una muerte en una cruz. Por eso Dios lo engrandeció y le concedió el Nombre que está sobre todo nombre, para que ante el Nombre de Jesús todos se arrodillen en los cielos, en la tierra y entre los muertos. Y toda lengua proclame que CRISTO JESÚS ES EL SEÑOR para la gloria de Dios Padre.
Los libros del Nuevo Testamento
Como ya vimos, el libro leído en las primeras comunidades cristianas era el Antiguo Testamento. El Nuevo Testamento todavía no estaba escrito. Jesús no escribió ni mandó escribir nada. Ni los apóstoles y discípulos tenían grabadora para guardar las palabras de Jesús. Los apóstoles comienzan a predicar. Transmiten oralmente lo que Jesús había hecho y enseñado.
De aquí y de allí surgían resúmenes. Estos resúmenes servirán de base para los Evangelios que fueron escritos más tarde, a partir del año 70, o poco antes. En las comunidades cristianas también se reflexiona sobre las enseñanzas de los apóstoles y algunos de ellos, principalmente Pablo, pondrán por escrito sus orientaciones a través de
cartas o
epístolas. Así surgieron los libros del Nuevo Testamento.
Los Evangelios
Son los cuatro libros que vienen al comienzo de nuestro Nuevo Testamento. La palabra
Evangelio quiere decir:
BUENA NUEVA, Buenas Noticias. Los Evangelios proclaman como BUENA NUEVA que Jesús es el Cristo, el Salvador. Narran las acciones y palabras de Jesús, pero tal como diversas comunidades cristianas las reflexionan.
Así tenemos, en los 4 Evangelios, puntos de vista diferentes sobre la vida y el mensaje de Jesús. Autores de los Evangelios son considerados Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Ellos pusieron por escrito tradiciones venidas desde los Apóstoles y reflexiones de las comunidades cristianas.
Hechos de los Apóstoles
Es un libro escrito por Lucas, el autor del tercer Evangelio. Este libro narra la vida de los Apóstoles, especialmente de Pedro y Pablo, sus actividades y su predicación, desde la resurrección de Jesús hasta la llegada del Evangelio a la capital del imperio, Roma. Describe también un poco de la vida de las primeras comunidades cristianas, para presentarlas como modelo a seguir también por los cristianos de otras épocas.
Cartas de San Pablo.
Son atribuidas a Pablo 14 cartas. De ellas, 9 son dirigidas a Comunidades Cristianas. Pablo fundaba comunidades y, de vez en cuando, volvía para ayudarlas, animarlas y resolver problemas. Cuando no podía ir personalmente, enviaba unas largas cartas. Las 9 cartas dirigidas a una comunidad son: Carta a los Romanos, Cartas a los Corintios, Carta a los Gálatas, Carta a los Efesios, Carta a los Filipenses, Carta a los Colosenses, Dos cartas a los Tesalonicenses.
Siguen las 3 cartas llamadas
Cartas Pastorales. Estas cartas no son dirigidas a comunidades, sino a sus líderes o
pastores. De aquí el nombre de
Cartas Pastorales. Las cartas pastorales son: La primera y la segunda carta a Timoteo, La carta a Tito. Hay todavía una carta dirigida a un cristiano, llamado Filemón. La última es una carta dirigida, en general, a los Hebreos. Probablemente algunas de las cartas no fueron escritas por Pablo personalmente, sino por sus discípulos.
Las cartas que San Pablo escribió personalmente, son más antiguas que los Evangelios. La más antigua es la primera carta a los Tesalonicenses, escrita en el año 51, que es también el libro más antiguo del Nuevo Testamento.
Pablo murió en el año 64 (o 67), antes que fuese escrito el primer Evangelio, el de Marcos.
Epístolas Católicas
Aún hay 7 cartas o epístolas
católicas. Son llamadas así porque no se dirigen a una persona o a una determinada comunidad, sino a todas las iglesias cristianas. (Católico significa universal).
Estas cartas son: Carta de Santiago, Dos cartas de San Pedro, Tres cartas de San Juan, Carta de San Judas.
Apocalipsis
Este libro es atribuido a Juan.
Apocalipsis significa
revelación. El autor de este libro desea sostener la fe de los primeros cristianos y animarlos a soportar con firmeza las primeras persecuciones, principalmente las de Nerón y Domiciano, emperadores romanos. El autor usa un lenguaje simbólico, pero que entienden los cristianos de aquel tiempo. Así describe la derrota de los perseguidores y la victoria final de Cristo. No es un libro de
misterios, no anuncia desgracias para los cristianos. Por el contrario. Es un libro que conforta y da fuerza.