La pastoral litúrgica está al servicio de la función sacerdotal de todo el pueblo de Dios, permitiendo a los cristianos el ejercicio de su sacerdocio a fin de ofrecer sus vidas como culto agradable a Dios en el Espíritu Santo. Esta acción tiene como objetivo la participación consciente y activa. Por lo tanto, la pastoral litúrgica es el arte de conducir a los fieles a una vivencia más profunda del misterio de la salvación, que es el misterio pascual.
En el conjunto de la acción pastoral de la Iglesia, la pastoral litúrgica constituye un campo específico de suma importancia, articulado con las demás pastorales. Lo dice el Concilio: "La liturgia no agota la actividad de la Iglesia (SC 9), pero es la cima y la fuente de toda su acción pastoral (SC 10)". "Antes de que los hombres puedan llegar a la liturgia, es menester que sean llamados a la fe y a la conversión (SC 9)" por el anuncio de la Palabra.
1. Pastoral litúrgica, educación y celebración
Fijemos nuestra atención en lo que el Papa Juan Pablo II nos dice en la Carta Apostólica Vicesimus Quintus Annus[1]:
Pues si la reforma de la liturgia querida por el Vaticano II puede considerarse ya realizada, en cambio la pastoral litúrgica constituye un objetivo permanente para sacar cada vez mas abundantemente de la riqueza de la liturgia aquella fuerza vital que de Cristo se difunde a los miembros de su Cuerpo que es la Iglesia (VQA 10).
La pastoral litúrgica es una tarea permanente en la que nos vemos involucrados por nuestro ministerio propio, el de la presidencia de las celebraciones litúrgicas. Además en esta pastoral están llamados a servir todos los que tienen una especial vocación por la liturgia.
La Sacrosanctum Concilium contiene una riqueza de expresión y de contenido sobre el significado de la liturgia en la vida de la Iglesia. Los miembros de nuestras comunidades aguardan aun hoy que este contenido impregne su vida cristiana. La pastoral litúrgica es el puente, el medio por el cual el gran cambio en materia de liturgia generada por la SC siga acrecentando de día en día entre los fieles la vida cristiana (cf. SC 1).
Ignacio Oniatibia en su articulo Nuevas perspectivas de la Pastoral litúrgica[2] nos dice que los dos ejes obligados de la pastoral litúrgica son la educación y la celebración.
La educación litúrgica es una tarea que debe encararse aun hoy, ya que muchas veces se han anunciado las novedades de turno y se han puesto en practica (los cómo de la liturgia), pero no se ha realizado una verdadera instrucción en el campo litúrgico que acompañe y de sentido a lo que se esta realizando (el qué de la liturgia). Así muchas veces el Pueblo de Dios percibe una reforma litúrgica que le resulta hasta muy interesante, pero no sabe cual es el sentido por el cual se realizo.
Todo esto exige un proceso de lenta recepción, de paulatina asimilación de valores fundamentales, de un cambio de mentalidad. Es necesaria también una nueva visión teológica de la liturgia, que lleve principalmente a una educación en el misterio, a una verdadera mistagogía.
La SC contempla a la liturgia en el corazón de la historia de la salvación, formando parte de ella, como presencia sacramental del misterio de salvación y mas concretamente como actualización del misterio pascual de Cristo. Desde aquí vemos que la educación litúrgica es un camino a recorrer por mucho tiempo en la Iglesia.
El otro eje de la pastoral litúrgica es la celebración. Esto significa que no basta solamente con educar en el significado del misterio, sino que también hay que enseñar a celebrarlo y a vivirlo. Aquí, la tarea primordial es celebrar sabiendo servirse del lenguaje propio de la liturgia que es el simbólico - sacramental.
En la celebración litúrgica la comunicación del misterio y la comunión con el misterio se hace por medio del lenguaje simbólico. De aquí se desprende toda la tarea a desarrollar en sus diversos niveles para aportar al campo celebrativo, ya que ninguna pedagogía es mas eficaz que la experiencia sacramental del misterio, experiencia que se da en la misma celebración.
2. Pastoral litúrgica y participación
La pastoral litúrgica tiene como campo principal, específico e inmediato de su acción todo lo que se refiere a la Celebración del Misterio Pascual de Cristo en la vida de la Iglesia. Así encarada esta acción pastoral se distingue y complementa con los otros dos momentos de la vida eclesial el anuncio de la Palabra y el servicio a los pobres que también son el fundamento de respectivas pastorales.
Mediante la celebración, la pastoral litúrgica procura poner en comunicación la vida de los fieles con el misterio de Cristo, comunicación que tiene como clave la participación (cf. SC 14)
Así lo resumen las siguientes definiciones de la pastoral litúrgica:
"Siendo la pastoral el arte de gobernar, instruir y santificar al pueblo fiel, la pastoral litúrgica es el aspecto de este arte que consiste en hacer participar a aquel pueblo activa y conscientemente en la celebración del culto, de modo que alcance en su fuente el verdadero espíritu cristiano". La pastoral litúrgica "designa el conjunto de los procesos que permitirán la participación activa y consciente del pueblo cristiano en la celebración de la liturgia" (A.M. Roguet).
"Se puede comprender la pastoral litúrgica como la acción pastoral eclesial que tiene como objeto inmediato la participación activa, consciente y fructuosa de los fieles en la celebración, y como finalidad la edificación del cuerpo de Cristo mediante la santificación de los hombres y el culto a Dios" (López Martín).
3. Características de la pastoral litúrgica
Estas características se deben tener en cuenta para el desarrollo de una pastoral litúrgica:
- Sentido de la santidad y trascendencia de la liturgia. El carácter sagrado de las acciones litúrgicas no es un añadido puesto por los hombres sino una consecuencia de la presencia del Señor.
- Procurar que las celebraciones sean verdaderamente comunitarias, no colectivas tan solo desde el punto de vista sociológico
- Respeto y comprensión justa del hecho sacramental. La liturgia es un fenómeno muy complejo en el que el acontecimiento de salvación se produce y se verifica en un régimen de signos. Por eso es necesario cuidar la nobleza, claridad y sencillez de los ritos; la comprensión de las palabras para facilitar una experiencia profunda que englobe a toda la persona
- Equilibrio y creatividad responsable a partir de la estructura de la celebración que ofrecen los libros litúrgicos.
- No cambiar por cambiar o estar buscando siempre la sorpresa o la novedad. La verdadera creatividad litúrgica no consiste en inventar sino en re-crear, haciendo nueva y propia cada acción y cada gesto.
Dedicarse a la formación para el arte de celebrar. Es necesario contar con ministros cualificados que presidan la oración, proclamen la Palabra, animen, ayuden en el altar y sirvan mediante el canto, la música.
4. El ámbito de la Pastoral litúrgica y sus diversas dimensiones
Se enumeran, a continuación, sin pretensión de agotar el tema, diversos campos que pueden integrar, de acuerdo con las posibilidades de cada lugar, una pastoral litúrgica:
- Pastoral de la Asamblea dominical para la Eucaristía o Celebración de la Palabra: mencionada aquí en primer lugar, porque es la celebración central en la vida de las comunidades. También incluye otras celebraciones eucarísticas cotidianas o circunstanciales.
- Pastoral de la iniciación cristiana: la asamblea cristiana sigue, generalmente, un itinerario con las siguientes etapas: a) la preparación y celebración del bautismo de niños; b) la iniciación en la fe en la familia a través de pequeñas celebraciones; c) la preparación para la primera comunión con celebraciones catequéticas, celebraciones eucarísticas para los niños y sus familias, primera celebración del Sacramento de la Reconciliación; d) preparación para el Sacramento de la Confirmación; e) catecumenado de adultos.
- Pastoral de los Sacramentos de curación: a) Penitencia y Reconciliación: situar la celebración sacramental en el contexto más amplio de la misión de Reconciliación y Penitencia de la Iglesia en el mundo, estimulando la corresponsabilidad de todos para una cultura de la reconciliación y la solidaridad (DSD 77); descubrir formas de anunciar y celebrar la reconciliación y la paz en un mundo más sensible a los problemas de justicia y exclusión social; privilegiar el tiempo penitencial de Cuaresma. En un tiempo de cierta crisis de la celebración del Sacramento, redescubrir las posibilidades de valorar de nuevo la "confesión individual", pero también las celebraciones penitenciales no-sacramentales y la atención en la dirección espiritual; b) Unción y asistencia pastoral a los enfermos integrada en una pastoral de la salud más amplia: visita, comunión, celebración de la unción incluso comunitaria y celebraciones de bendición para enfermos y otros necesitados.
- Pastoral del matrimonio - Celebración del sacramento del matrimonio con la participación de un Equipo de celebración para el canto y la animación.
- La formación en los ministerios. Más que cualquier otra pastoral, la liturgia es lugar de convergencia de la diversidad de ministerios para los cuales se pide una formación litúrgica específica: ministerios ordenados de los pastores y diáconos, ministerios instituidos o extraordinarios, y los numerosos servicios que precisa la celebración (ayudantes, lectores, comentaristas, miembros de coros).
- Elaboración de subsidios litúrgicos para diversos encuentros y otros momentos de la vida de la comunidad eclesial.
- Pastoral de la muerte en Cristo y los ritos que la rodean: conviene constituir un equipo de ministros específicamente preparados para la presencia pastoral en velorios, exequias y entierros y para la celebración eucarística en el aniversario de fallecimiento.
- Celebración de la Liturgia de las Horas en comunidades bajo diversas formas, con un equipo específico.
- Otras celebraciones propias de muchas comunidades: las Novenas de los Santos en las Fiestas Patronales, las celebraciones propias de Navidad, los encuentros de Cuaresma, el mes de María, el mes de la Biblia, las misiones, las semanas de la familia.
- Celebraciones del culto eucarístico fuera de la misa, con la tarea de animar la oración y la espiritualidad que surge del misterio pascual.
- El espacio litúrgico: orientación para la construcción, decoración de iglesias y capillas, organización del espacio litúrgico; atención a los objetos usados en las celebraciones, iluminación, sonido y otros. A través del arte sagrado, el mismo lugar de la celebración debe transmitir el sentido del misterio que se celebra en la liturgia.
- Celebrar en el tiempo, según el ritmo del año litúrgico, teniendo en cuenta, especialmente, sus momentos fuertes (Adviento, Navidad, Cuaresma, Triduo Pascual, Tiempo Pascual y solemnidades) como el tiempo Durante el año y la riqueza de la Palabra en este tiempo; valorar el santoral, de modo particular las fiestas de Nuestra Señora, de los patronos y de los santos de devoción popular.
5. Los agentes y la organización de la pastoral litúrgica
La Iglesia reunida en asamblea es el sujeto de la celebración (SC 26). Si la meta a alcanzar por la pastoral litúrgica es favorecer la participación activa, entonces, en un primer nivel, cada uno de los miembros de la asamblea litúrgica es agente. De manera particular, todos los que en ella ejercen un ministerio al servicio de la comunión y de participación en la acción litúrgica, son los agentes indispensables de la pastoral litúrgica, cuyas actitudes permitirán revelar la "presencia escondida". Por eso, el Misal pide que, en la preparación de la Eucaristía, todos sean involucrados y escuchados:
"La selección de las diversas partes (de la misa) debe hacerse de común acuerdo con los ministros y todos los que ejercen alguna función especial, incluso los fieles en aquellos que los concierne de manera más directa" (IGMR 313).
En un segundo nivel, en cuanto a una pastoral organizada, la pastoral litúrgica, como las demás pastorales, necesita de agentes específicos que asuman el servicio de fomentar la liturgia de la Iglesia a nivel nacional, regional, diocesano y parroquial bajo la orientación de los Pastores.
5.1. Las Comisiones de Liturgia Nacionales
Las Conferencias Episcopales de todos los países cuentan con esta comisión. En general son comisiones episcopales, es decir formadas por obispos. Es muy conveniente que tengan bajo su dependencia un equipo integrado por sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos expertos en liturgia, música y arte sagrado. Este equipo puede ser el organismo ejecutivo autónomo de la comisión Episcopal, al modo de un Secretariado Nacional de Liturgia.
La instrucción Inter Oecumenici[3] especifica las tareas de la Comisión litúrgica nacional (cf. IO 45):
a) Promover estudios y experiencias a tenor del artículo 40, 1) y 2) de la SC (Se trata de las adaptaciones que se puedan hacer de acuerdo con las tradiciones de cada pueblo para incorporarlas al culto divino)
b) Estimular iniciativas prácticas para todo el territorio, destinadas a fomentar la vida litúrgica y la aplicación de la constitución sobre la sagrada liturgia.
c) Preparar los estudios y el material que exigirá la aplicación de los decretos de la Asamblea plenaria de los Obispos
d) Dirigir la acción litúrgica - pastoral en todo el territorio, vigilar la aplicación de los decretos de la misma conferencia plenaria, y dar cuenta de ello a la misma.
e) Colaborar frecuentemente y promover iniciativas comunes con las organizaciones que en la misma región trabajan en el campo de la Biblia, catequesis, pastoral, música y arte sacro, y con las asociaciones religiosas de laicos de todo genero.
Allí donde exista o se pueda crear, el Secretariado Nacional de Liturgia, como organismo dependiente de la Comisión Episcopal de Liturgia, es el promotor a nivel nacional de la pastoral litúrgica. Conviene que el secretario ejecutivo de la Comisión Episcopal sea a la vez el director de este Secretariado, a fin de mantener una estrecha colaboración. Este Secretariado puede mantener un contacto permanente con los delegados diocesanos de liturgia de las distintas diócesis mediante reuniones periódicas con el fin de revisar y seguir el camino de la pastoral litúrgica a nivel nacional.
5.2. Las Comisiones de Liturgia diocesanas
La Comisión litúrgica diocesana es un organismo al servicio del ministerio del obispo. Es bueno que se articule en tres secciones o subcomisiones: una para la pastoral litúrgica, otra para la música sagrada y otra para el arte sacro. Estas secciones trabajaran según un plan pastoral a fin de lograr una unidad en la orientación de sus tareas.
También en este punto la instrucción Inter Oecumenici especifica las tareas de la Comisión litúrgica diocesana (cf. IO 47):
a) Conocer el estado de la acción pastoral litúrgica en la diócesis
b) Llevar diligentemente a la práctica lo que en materia litúrgica haya establecido la autoridad competente, y tener en cuenta los estudios e iniciativas de otras partes en este terreno
c) Sugerir y promover - sobre todo en prestar ayuda a los sacerdotes que ya trabajan en la viña del Señor- iniciativas prácticas de toda clase que puedan contribuir a dar impulso a la causa litúrgica.
d) Sugerir en casos particulares, e incluso para toda la diócesis un orden oportuno y progresivo de acción pastoral litúrgica. Señalar y aun llamar, cuando fuera preciso a personas idóneas, que en el momento oportuno puedan ayudar a los sacerdotes en esta labor y proponer medios y material adecuado.
e) Procurar que las iniciativas que surjan en la diócesis para promover el apostolado litúrgico vayan adelante.
La Comisión diocesana de liturgia tiene que desarrollar su tarea en estrecha colaboración con el Consejo Diocesano de Pastoral para poder plasmar en la vida litúrgica de la diócesis las orientaciones pastorales del obispo que responden a la realidad de cada diócesis.
De este modo será tarea primordial de esta comisión que la celebración del Misterio Pascual (Liturgia) impregne toda la vida pastoral de la diócesis.
La subcomisión de pastoral litúrgica tiene en el campo de la formación litúrgica el ámbito donde puede prestar una ayuda muy valiosa y necesaria para toda la diócesis. A 40 años de la SC una porción muy grande de nuestro pueblo no conoce la mentalidad litúrgica que propone el concilio. Cuando participa de cursos, jornadas y encuentros de formación litúrgica se les abre un panorama muy rico, que fomenta una vivencia espiritual de la fe y una celebración distinta a la que habitualmente esta acostumbrada a recorrer. En general se nota que la gente ha recibido una catequesis de iniciación rica en contenidos doctrinales, pero con deficiencias serias en la iniciación litúrgica. No se les enseña a celebrar la fe. Por aquí pasa la tarea de realizar un camino pastoral donde no solo se comunique los contenidos de una reforma, sino principalmente los contenidos de una renovación litúrgica conciliar.
A la subcomisión dedicada a la Música y al canto le toca la tarea de animar en la diócesis este aspecto central de toda celebración: el canto. Un aporte es la selección de cantos apropiados para cada tiempo y la difusión de los mismos por medio de cursos en los que participen los grupos de canto de las parroquias y capillas. Cuando estos cursos se dan con frecuencia, especialmente al comienzo de cada tiempo litúrgico, se brindan los elementos necesarios para poder crecer en la animación de los cantos.
La subcomisión de arte sacro deberá tener a su cargo todo lo que se refiera a la construcción de templos y a la reforma de los mismos. Debe estar integrada por peritos en el tema, especialmente quienes se dediquen a la arquitectura. Entre las tareas que desarrollen esta la de asesorar a los arquitectos que construyen nuevos templos o reforman actuales, para que apliquen todo lo que el Concilio y la diversa documentación posterior ha señalado en este campo.
5.3. Los Equipos de Liturgia parroquiales
La Instrucción General Misal Romano[4] nos proporciona el fundamento de la existencia de los Equipos de Liturgia Parroquiales (ELP):
La preparación efectiva de cada celebración litúrgica se ha de hacer con animo diligente y de acuerdo con el misal y los demás libros litúrgicos, entre todos los que participan, ya se trate del rito, ya de la pastoral y la Música, bajo la dirección del rector de la iglesia, y oído también el parecer de los fieles en lo que a ellos atañe directamente. Pero el sacerdote que preside la celebración conserva siempre el derecho de disponer lo que a el le compete (IGMR 111).
La eficacia pastoral de la celebración ciertamente aumentara si el texto de las lecturas, oraciones y cantos responden, dentro de lo posible, a las necesidades, a la preparación espiritual y a la índole de los participantes. Esto se obtendrá convenientemente usando de la amplia facultad de elección que se describe mas abajo. Por eso el sacerdote, al preparar la misa, tendrá en cuenta, mas que sus propias preferencias, el bien común espiritual del pueblo de Dios. Recuerde además que esta elección de las partes debe hacerse de común acuerdo con los que de algún modo participaren la celebración, sin excluir a los fieles en lo que a ellos se refiere más directamente. Puesto que se ofrece una múltiple facultad de elegir las diversas partes de la misa, es necesario que antes de la celebración el diácono, los lectores, el salmista, el cantor , el guía, los cantores, sepan con seguridad que textos les corresponde a cada uno por su parte, y nada se deje a la improvisación. En efecto la armoniosa sucesión y ejecución de los ritos contribuye mucho a preparar el espíritu de los fieles que participan de la eucaristía (IGMR 352).
Ambos números nos plantean la necesidad de un ELP para poder llevar adelante una tarea que no debe ser exclusiva del sacerdote a cargo de una comunidad, sino compartida con varios miembros de la misma.
La experiencia muestra que en cuanto a la gestación o creación de un ELP no siempre resulta fácil realizarlo. Es muy común que en otras actividades de la comunidad, por ejemplo las que se desarrollan en el ámbito de la catequesis o de la caridad, sea mas fácil nuclear un grupo de gente interesada en el tema. En el campo de la liturgia, suele suceder que este camino hay que recorrerlo con más tiempo. Por eso no hay que desanimarse. Si el tema no se ve con claridad al principio, hay que ingresar en el por medio de las necesidades que van apareciendo.
Para convocar miembros que integren un ELP se puede partir de:- El deseo que expresan varias personas de meditar la Palabra de Dios que se proclama cada domingo.
- La necesidad de formar personas que ejerzan el ministerio de lector y de guía de misa
- La necesidad de confeccionar los guiones para las diversas celebraciones parroquiales
- La búsqueda de conocer nuevos cantos y prepararlos para las celebraciones
- La organización de celebraciones mas especiales, como la Semana Santa, las fiestas patronales, las primeras comuniones, las confirmaciones.
- La preparación de todo lo necesario para celebrar misa con niños
A partir de alguna de estas necesidades se puede comenzar a convocar a miembros de la comunidad interesados en integrar un equipo de trabajo y prestar un servicio a la comunidad. Conviene comenzar la tarea de este equipo aplicando los dos ejes de la pastoral litúrgica vistos en el primer punto de este articulo, es decir educar en el sentido del misterio y ayudar a celebrar plena y conscientemente el misterio de la fe. Por que es importante en esta primera etapa hacer gustar a los miembros del ELP el sentido de la liturgia. Cuando este sentido se descubre, es más fácil avanzar en las tareas que se necesitan realizar
Una mínima estructura interna del ELP debería contar entre sus miembros a los responsables de organizar las diversas misas de la comunidad, al encargado del grupo de cantos, a quienes confeccionan los guiones de las misas, a los responsables de otras celebraciones, como bautismos o matrimonios.
Estos pueden ser los objetivos de un ELP:- animar las celebraciones litúrgicas de una comunidad. Es muy importante para esto tener en cuenta que la liturgia es una acción celebrativa, no una mera ceremonia.
- atender las diversas necesidades que presenta una acción celebrativa y ubicarla siempre en su contexto. No es suficiente preparar un modelo de celebración y aplicarlo de igual modo en las reuniones celebrativas de la comunidad. Es necesario conocer cada asamblea y atender a sus propios requerimientos. También hay que ocuparse de atender las necesidades de los diversos ministerios que se ejercen en la comunidad con el desarrollo de un plan de formación.
- estudiar y formarse en los distintos aspectos que hacen a la liturgia. Esta formación redunda sin duda en benéfico de celebraciones pensadas y bien preparadas. La ejecución de esta celebración trae como consecuencia la formación de toda la comunidad.
Estas son las tareas que realiza un ELP:- preparación remota de las celebraciones: una celebración necesita ser pensada. Hay que coordinar muchos y variados movimientos. Esto necesita ser pensado porque la celebración litúrgica no es solo una ejecución de lo propuesto por los rituales, sino un recrear la celebración, de acuerdo con el acontecimiento litúrgico, el lugar, el tiempo, las personas y la comunidad que celebra. Durante esta etapa el ELP se pregunta y define que se celebra. Definido esto comienza a delinear como lo va a celebrar, confeccionando los guiones, la oración de los fieles, los cantos, algún signo que se quiere destacar de modo particular.
- preparación próxima: llevar a cabo todo lo que se preparo. Estar atento a la solución de las dificultades o imprevistos que surgen de ultimo momento. Disponer a la asamblea para la participación: ensayar los cantos, explicar los signos o los movimientos particulares que deben realizarce.
- ejecución: tener siempre en cuenta que el sujeto de la celebración es la Iglesia reunida en Asamblea. Cristo y su misterio pascual siempre ocupan el centro de la celebración. El ELP cuidara que las personas que ejercen ministerios intervengan para que todos puedan participar plena, activa y conscientemente.
- evaluación: concluida la celebración es muy conveniente que el ELP evalúe como se realizo. Especialmente si todo lo pensado en la preparación próxima se pudo realizar. Hacer una consulta a los que participaron de la celebración para conocer su parecer. Siempre es conveniente poner por escrito lo evaluado, realizando una breve reseña de lo ocurrido. Esta reseña servirá de base para cuando se vuelva a preparar la misma celebración.
- servicio a los diversos ministerios: convocar y preparar a las personas que ejercerán los diversos ministerios en las celebraciones de la comunidad. Realizar esta tarea de modo periódico permite renovar y acrecentar este servicio para la comunidad y no caer en la dificultad de que sean siempre los mismos quienes ejerzan los ministerios.
- participación en la vida de la comunidad: El ELP debe estar representado en el Consejo pastoral de la parroquia, y allí seguir el camino propio de la comunidad, para que luego este camino se vea reflejado en las celebraciones. Fomentar en la comunidad el conocimiento de la liturgia a través de cursos o subsidios que formen en la mentalidad conciliar.
Un ELP necesita tener claro estas leyes de la celebración:- ritmo: es el que da sentido a toda comunicación. El ELP cuando analiza una celebración debe tener en cuenta los diversos momentos por los que transcurre y la importancia que hay que darle a cada uno, de acuerdo con lo que pide el acontecimiento celebrado o lo que se ha querido resaltar especialmente en esa celebración. Suele suceder que por no tener en cuenta el ritmo celebrativo, una de las partes toma una importancia muy relevante en detrimento de las demás. Por ejemplo, en la Vigilia Pascual, suele suceder que la primera parte, la liturgia de la Luz, tiene un lugar y un tiempo mucho mas importante que la cuarta parte, la liturgia de la Eucaristía, donde ya parece que la vigilia continua como una misa común, justamente cuando esta cuarta parte es la central de todo el año litúrgico.
- duración: durante la preparación previa se tienen en cuenta los tiempos que va a durar una celebración, pero es durante la ejecución de la misma cuando el ELP se da cuenta si un canto es demasiado largo, si se necesita una breve explicación de un signo. Es necesario saber estar atentos a la progresión de una celebración, para que su duración sea acorde con el ritmo antes planteado.
- contrastes: dan vida a la celebración, estimulan mucho la atención y despiertan los significados. Por el contrario la monotonía lleva al aburrimiento. Por ejemplo, que un lector lea las dos lecturas, el salmo y la oración de los fieles, no permite descubrir las dimensiones de dialogo descendente y ascendente que tiene la Liturgia de la Palabra (Dios habla: primera y segunda lectura, la asamblea responde: salmo y oración de los fieles). En cambio servirse de cuatro lectores, no solo da variedad, sino que cada uno de ellos asume una voz diversa en este dialogo (la de Dios, en la primera y segunda lectura, la de la asamblea en el salmo y la oración de los fieles).
- unidad: siempre que el ELP defina en la preparación previa el acontecimiento salvífico que se celebra, el cual surge de las lecturas proclamadas y de la eucología propia del día (especialmente de las oraciones presidenciales), se hará posible que los diversos elementos de la celebración (cantos, gestos, alguna frase a modo de lema, el guión, la homilía, la plegaria eucarística) tengan una unidad y comuniquen desde su propia realidad lo que se celebra.
La liturgia entendida como actualización del Misterio Pascual, propone al ELP que este Misterio no sea ajeno a ninguna realidad. Por eso la tarea no solo consiste en lograr celebraciones correctas en su modo de ejecución, sino celebraciones en las cuales las necesidades, los anhelos las situaciones que vive el Pueblo de Dios sean alcanzadas y transformadas por el mismo Misterio de transformación de muerte en vida que se celebra. Para lograr esto es muy valiosa la presencia del presbítero que esta a cargo de la comunidad. Es el que acercara de un modo especial lo que vive la comunidad para preparar la celebración. Es el que toma conocimiento de como se desarrolla la celebración para poder presidirla.
Conclusión
La pastoral litúrgica es una "liturgia", un servicio que la Iglesia ofrece para introducir a las personas en el Misterio para la celebración. Es un trabajo lento, silencioso y abnegado. Es un proceso educativo, en sintonía con las demás pastorales, a la luz de la teología litúrgica, realizado en equipo y en comunión con el obispo y el párroco, teniendo como referencia la situación de los celebrantes, y como finalidad la formación litúrgica del pueblo de Dios y su participación activa en la celebración de los misterios. Una pastoral litúrgica eficiente y seria necesita planificación y evaluación. Es indispensable para la conducción y dinamización de la pastoral litúrgica en la diócesis y en las parroquias. La comunidad es en verdad el sujeto insustituible de esta pastoral.
El equipo de liturgia vive la "liturgia" de Dios mediante el servicio de preparar las celebraciones y todo lo que las rodea. Lo hace con cariño y dedicación para que todos participen activamente, alaben de corazón al Dios de la vida y se sientan partícipes en su "liturgia". El equipo de liturgia es un ministerio litúrgico que actúa en conjunto y en comunión con el presidente y la asamblea celebrante. El equipo de liturgia, para vivir bien la "liturgia de Dios" continuamente estará actualizándose y capacitándose a través de retiros, cursos de formación, encuentros de estudio, días de oración y convivencia fraterna y gratuita con los miembros del grupo. Su alegría es servir a la comunidad. Su vocación es preparar bien las celebraciones. Su espiritualidad se inspira en la mística de Juan Bautista: "Es necesario que El crezca y que yo disminuya" (Jn 3,30).
Trabajo en grupos:
La propuesta es compartir el tema de la Pastoral Litúrgica a partir de estas preguntas- A partir de los dos ejes de la Pastoral Litúrgica, la educación y la celebración, y ubicándonos desde nuestro lugar de catequistas: ¿Qué podemos aportar para la educación litúrgica de nuestras comunidades? ¿Y para enriquecer nuestras celebraciones?
- A partir de los campos donde se puede desarrollar la Pastoral Litúrgica: ¿Cuál es nuestra mirada sobre la Asamblea dominical que participamos? ¿Cómo influye el ritmo del año litúrgico en nuestras comunidades?
- A partir de los agentes de la Pastoral Litúrgica: ¿Cómo podemos enriquecer la tarea de quienes están trabajando en Liturgia en nuestras comunidades? ¿Qué aportes podemos hacer para la tarea de la Comisión Diocesana de Liturgia?
[1] JUAN PABLO II, Carta apostólica Vicesimus quintus annus, en el XXV aniversario de la Constitución conciliar Sacrosanctum Concilium, Not 25 (1989), 389-304.
[2] I. ONIATIBIA, Nuevas perspectivas de la pastoral litúrgica, Phase 179, 1990, 375-395.
[3] SAGRADA CONGREGACION DE RITOS y el CONSILIUM, Instrucción Inter Oecumenici, primera instrucción general para aplicar debidamente la Constitución Sacrosanctum Concilium, AAA 56 (1964), 1435-1444.
[4] CONGREGACION PARA EL CULTO DIVINO Y LA DISCIPLINA DE LOS SACRAMENTOS, Instrucción General Misal Romano, publicada el 20 de abril de 2000.