Halloween. ¡Basura espiritual!
Por bienaventurados
  
Martes, 26/06/2012
En algunos países, especialmente los de cultura sajona,en los primeros días del mes de noviembre tienen lugar numerosos ritospaganos relacionados con la muerte. Sepreparan ofrendas de flores y de alimentos, se elaboran dulces,golosinas y se encienden velas como muestra de tan solo algunas de lasreminiscencias de antiquísimas tradiciones provenientes, sobre todo,del mundo celta.

Un poco de Historia
El mes de noviembre tiene particulares y numerosas leyendas, casi todasrelacionadas con aspectos sumamente negativos. Por ejemplo, los pueblosde tradición sajona lo consideran el “mes de los vientos” debido a quelos fuertes viento, provenientes del noroeste azotaban aquellas tierras nórdicas.

También era considerado el mes de “la sangre” ya que se efectuaban los sacrificios de animales en honor a los dioses, incluso lo llamaban el mes de los “suicidios y de los diablos”. En el calendario litúrgicocatólico romano, tienen lugar el mes de Noviembre 2 fiestas que están íntimamente unidas y que llegan, en alguna manera, a confundirse: la celebración de Todos los Santos (1º de noviembre) y el “Día de los Muertos”, (2 de noviembre).

En estas celebraciones, sobre todo en la segunda, hay una serie de rituales y ceremonias que se repiten cada año y que se encuentran rodeadas de una gran solemnidad y dolor. Los feligreses acuden en masa a los cementerios para recordar a los parientes fallecidos y para depositar en las tumbas numerosas ofrendas florales.

En verdad esta celebración católico romana, tiene sus raíces en épocas paganas donde abundaban los cultos a los difuntos y las creencias que en estas fechas se derribaban las fronteras entre el mundo de los vivos y de los muertos. Lo cierto es que detrás de estas fiestas para los santos y los difuntos se esconde, verdaderamente, un profundo miedo a la muerte así como una gran carga de superstición y pensamiento mágico.

La creencia en una vida más allá de la muerte y en que los espíritus de los muertos pueden volver a la tierra en días señalados, estaba muy arraigada en los países europeos (ni mencionar los orientales) lo que determinó una serie de hábitos y costumbres perpetuados a lo largo de los siglos y que es base de alienadas teorías ocultistas y supersticiosas.

La característica psicológica que marcaba estos rituales era que las celebraciones tomaban forma y tono festivo, en un claro intento de des dramatizar lo que significaba el paso de un mundo al otro. Eran días donde se bebía copiosamente, se comía con la misma abundancia y se bailaba y cantaba frenéticamente.

Casi todo lo contrario a lo que se hace, durante estas celebraciones católicas, hoy en día. En alguna medida y con el transcurso de los años, las conmemoraciones en torno a los muertos fueron adquiriendo un carácter macabro y se rodearon de un sin número de tabúes, hasta tal punto supersticiosos que hoy muchas personas no acuden a los cementerios y evitan sistemáticamente hablar sobre estos temas.

Druidas y Celtas
Los etruscos del siglo VI a. C. Creían que los muertos se sentaban con ellos en el borde del sepulcro y compartían una comida fúnebre. Los antiguos romanos festejaban a sus muertos dedicándole 9 días del mes de febrero, llevándoles coronas, violetas, semillas y granos de trigo y sal. Cabe destacar que muchos de los cultos que aún perviven en Europa se deben principalmente a la influencia celta.

Para este pueblo indo europeo que habitaba las tierras que se extendían desde Irlanda, Francia, España, el norte de Italia e incluso parte de Asia menor, el primero de noviembre era el inicio del año nuevo, al que denominaban Samain, el cual estaba precedido por la noche de las calendas de invierno. La manera de celebrarlas era encendiendo hogueras, con todas las supersticiones asociadas al fuego que en ellas se desarrollaba y que eran fruto del arrastre de dicha cultura celta.

La creencia generalizada era que durante esa noche los muertos entraban en comunicación con los vivos en lo que parecía ser una especie de confusión cósmica, generando multitud de leyendas al respecto.

Esta fiesta no coincide con otras que también tienen un alto contenido mágico y ocultista como lo son el solsticio de verano, el 21 de junio, y el solsticio de invierno, el 21 de diciembre (fechas para el hemisferio Norte), consideradas muy especialmente en los antiguos ritos griegos.

A estas fiestas acudían todos los habitantes del poblado druida y se celebraba una asamblea en la que intervenían tanto los hombres como las mujeres. Se sacrificaban animales con la exclusiva finalidad de hacer provisiones para el invierno que entraba y, además, era una de las pocas oportunidades en la que los pobladores tenían autorización para comer carne de cerdo y beber vino en abundancia. Todos encendían velas y el sentimiento de proximidad con los difuntos era tal que cualquierser vivo, se decía, que “podía descender con ellos hasta el mundo inferior, con la única condición de permanecer allí hasta el siguiente Samain”.

El motivo que nos ocupa
Es de destacar que la noche anterior, la del 31 de octubre, era el momento en que religiosamente se recogían las bayas del muérdago, que era una planta considerada mágica. Según Para celso, un ocultista de la época, las bayas se convertían en “poderosos condensadores magnéticos” (¿¡!?) que luego eran utilizados para realizar curaciones “milagrosas”.

Una representación desviada de aquellas noches se encuentra en la actualidad en las veladas de HALLOWEEN, que se celebra, principalmente,en los Estados Unidos de Norteamérica y que como moda costumbrista hemos sabido importar en los últimos años por estas tierras de Argentina y otros países sudamericanos. Aunque parezca mentira, HALLOWEEN no es una fiesta originaria de ese país.

Fue importada por los primeros colonos irlandeses e ingleses que llegaron en el histórico barco Mayflower a Norteamérica, llevando sus tradiciones a su nueva patria, trayendo con ellos esta festividad conocida como “día de las brujas” y que se celebra el día 31 de octubre.

El Cine y Halloween
Las producciones cinematográficas de Hollywood nos han mostrado más de una vez, las características particulares de esa “festividad”. Los hogares se adornan con calabazas vacías en las que se coloca una vela encendida en su interior y que fueron previamente recortadas con formas monstruosas.

Los niños y jóvenes se disfrazan de esqueletos, de fantasmas, de diablos, en clara referencia a la muerte y de esta manera van de casa en casa solicitando pequeñas recompensas económicas o gastronómicas y amenazando con hacer alguna broma pesada si esto no es cumplido por los visitados.

Esta costumbre ha inspirado la fantástica maquinaria de la industria cinematográfica de Hollywood a la hora de fabricar horripilantes productos que han logrado asociar a la noche de brujas con el satanismo y las matanzas sistematizadas.

Aunque no somos tan ingenuos como para creernos todo lo que se cuenta en esas películas, mucho de lo que se pretende mostrar como una “fiesta inofensiva” esconde detrás de ello, en muchísimos casos, una serie de rituales satánicos. Especialmente si pensamos en la historia que nos muestra que el dios al que estaba dedicado el Samain celta era Cernunos, dios del mundo de los muertos representado con cuernos y cola. Qué coincidencia, ¿verdad?…

Sociedad, masificación y globalización
Hoy en nuestros países de Latinoamérica, se ha tomado la costumbre de festejar todo tipo de acontecimientos con la exclusiva finalidad de estimular el consumismo.

Mientras más fiestas se puedan celebrar, más productos podrán lanzarse al mercado, de esta manera todo tipo de festejo será bien venido y promovido hasta el hartazgo. El resultado de esta estrategia mercantilista globalizadora, va más allá de influenciar simplemente la economía, sino que está diseñada para impactar en niveles sociales, culturales y espirituales.

El pretexto “progresista” es el de que este tipo de reuniones o celebraciones socializan nuestras comunidades con el intercambio e integración de las distintas culturas. Esto es un claro intento de globalización de las costumbres que se está dando en todo el mundo (la aldea global) a partir del alto desarrollo en la tecnología de las comunicaciones. Es común ver hoy, que personas de cierta nación y cultura practiquen alguna tradición de países y culturas, muchas veces diametralmente opuestas a las suyas.

Implicancia Espiritual
Las bases y raíces de las costumbres de la fiesta de Halloween o Noche de Brujas pertenecen al ocultismo y la hechicería, prácticas consideradas por la Biblia como abominables y provenientes del reino de las tinieblas. De modo tal que, toda práctica que tenga que ver con las tinieblas, conforme a lo que manifiesta la Palabra de Dios, hará que quien la ejerza se mantenga en la oscuridad, fuera de la comunión de Dios, rindiendo su espíritu al Enemigo, Satanás, aún sin que la propia persona lo sepa. Recuerde que en Derecho, el hecho de desconocer una ley no lo exime del delito cometido.

“Es simplemente un Juego”
Ciertamente que hoy muchas de las cosas que son perjudiciales para nuestra vida espiritual se nos presentan como “simples juegos inofensivos”, como “pura diversión”, pero en este caso como en tantas otras, los fundamentos y raíces de estas prácticas demuestran lo contrario.

Nuestra realidad espiritual no deja de afectarse por el simple hecho de que nosotros consideremos las cosas como un juego o divertimento. Toda participación con la brujería, la magia u otras prácticas ocultas no pueden tener comunión con la Luz Divina, por más “inofensivas” que éstas parezcan.

Antes de involucrarnos con tradiciones que contengan este tipo de raíces, usemos todas las herramientas que tengamos al alcance: la reflexión, el sentido común y el discernimiento. No nos vaya a suceder que con el paso del tiempo nos demos cuenta de que hemos sido parte de un juego donde hicimos un trato o se nos jugó un engaño, una mentira, y Usted ya sabe quién es el padre de la mentira…


Por bienaventurados