Viviendas K y el recuerdo del Plan Alborada. EL PRÓLOGO DE LA MUERTE DEL PADRE MUGICA.
No es la primera vez que la administración K promete un plan de viviendas. Por lo menos ha habido 10 promesas de este tipo desde el 2003, con resultados poco alentadores. Tampoco es la 1ª vez que se anuncia un plan
a lo grande.
En nuestro país, se recuerda todavía el Plan Alborada, lanzado por el Ministerio de Bienestar Social en 1973, del tenebroso López Rega, durante la presidencia de Lastiri, y seguido por el General Juan Domingo Perón. Consistía en la construcción de 500.000 viviendas, en todo el país. También fue, para muchos, la gota que rebalsó el vaso, sobre la actuación del Padre Carlos Mugica, todos los bandos violentos de la época (de derecha y de izquierda) aprovecharon para amenazarlo furtivamente. El prólogo de su muerte.
Es que Mugica abogaba por un sistema de autoconstrucción de viviendas, más baratas para el país y para los vecinos de las Villas, y donde ellos, realizaban parte de la obra. López Rega no sólo ni le dio bolilla y jamás lo consultó, sino que buscó desprestigiarlo con nefastas denuncias sobre malversación;
y el cura, que trabajaba en Bienestar Social ad honorem, no sólo le contestó durísimamente, sino que presentó todos los recibos de gasto, cosa que el ministro jamás hizo. Y dejó esa dependencia, enervando al Brujo.
Pero no sólo el fatídico
Lopecito, tallaba aquí. Montoneros se oponía a ese plan y hablaba de idílicas construcciones en algún futuro en el conurbano bonaerense.
Mientras, Perón, interesado en solucionar el déficit habitacional gigantesco, apuró el plan y a los 45 días ya se levantaban los primeros cientos de viviendas en Ciudadela, en el hoy Barrio
Padre Mugica. La obra la dirigía el ingeniero Basile. López Rega, zorro, invitó a Mugica a visitarlas, creyendo que no iría, y que así podría defenestrarlo frente a Perón. Estamos a fines del 73, y el Brujo ya tenía alistada a la Triple A; y Mugica alentaba a la JP Lealtad, la tercera vía para salir de la violencia diaria, de la que Montoneros también era actor principal. En 3 meses el 40% de los Montoneros se habían ido a la Lealtad, que pregonaba dejar las armas y seguir a Perón. Esto enervaba a la conducción montonera.
Y aún más furia despertó, que Mugica no sólo fuera a ver las viviendas del
Alborada, sino que, con MSTM de Capital, alentaron a los vecinos de la Villa 31 a que las aceptaran. El cambio de vida para ellos, era monumental: las viviendas tenían dormitorios, baño completo, living comedor y cocina. La gente de la 31 lloraba de emoción al verlas. Para Montoneros aquello era denostable, y amenazó nuevamente a Mugica, quien respondió gigantescamente con su
la ultraizquierda en las Villas, en el diario Mayoría, 3 semanas antes de ser asesinado.
Allí daba a entender que quien siempre había tenido comodidades, muchas veces no lograba ponerse en el lugar de quien poco o nada ha tenido. Para colmo, la Lealtad no paraba de crecer: el 28 de abril de '74 se presentaba oficialmente en las universidades; y fue con gente y pancartas propias al acto del 1 de mayo de 74. Y para peor, Mugica se negó a irse de la Plaza de Mayo, y gente de Montoneros le impartió todo tipo de insultos y amenazas.
11 días después, fue asesinado. Un día después, la conducción montonera decretaba la expulsión de todos los
pro lealtad de sus filas. Cuatro días después de su muerte, La opinión consignaba que las Regionales de la JP (la Juventud Peronista que quedaba), le daban todo el mando de decisión a Montoneros, es decir a su Jefe, Firmenich. Siete días después, López Rega lograba que el Consejo Nacional Justicialista expulsara a Montoneros. Cómo en un Pacto Negro los violentos, habían triunfado.
¿El Alborada? Con la muerte de Perón y las turbulencias de la época, quedo incluso. Pero cientos de viviendas y el Barrio nombrado, atestiguan su paso por la historia Argentina.
Juan Manuel Duarte