Colocar una fotografía de nuestros hijos o sobrinos sonriendo a boca llena en la puerta del frigorífico puede ayudarnos a comer más sano, según se desprende de un estudio publicado en la revista Journal of Consumer Research.
Concretamente, los científicos han demostrado ver una cara sonriente no solo mejora el estado de ánimo, sino que nos hace sentir lo suficientemente bien para "esforzarnos más por el bienestar futuro, pensar de manera más flexible y tener la mente abierta a nueva información", explica Aparna A. Labroo, investigadora de la Universidad de Chicago (EE UU) y coautora del estudio.
Sus experimentos revelan también que cuando estamos de buen humor tenemos más capacidad para distanciarnos de los problemas que debemos resolver, pensar de manera más abstracta y tomar mejores decisiones. También somos capaces de proponernos (y alcanzar) objetivos a largo plazo, y los objetivos a corto plazo nos cuestan menos esfuerzo que cuando nos sentimos malhumorados.