La tormenta de asteroides que cambió la Tierra.
El gran bombardeo de asteroides, conocido como Bombardeo Intenso Tardío, que se produjo en la Tierra hace entre 4.200 y 3.500 millones de años, o incluso hasta más tarde, es uno de los eventos a los que se atribuyen muchas de las características de nuestro planeta, pero los constantes cambios en una corteza terrestre con placas tectónicas y con vida complica a los científicos el desafío de encontrar las pruebas.
Esta semana, dos trabajos en la revista 'Nature' revelan claves sobre el origen y la frecuencia de esta lluvia de asteroides y cometas, que se inició cuando se formaba el Sistema Solar.
En uno de los trabajos, los investigadores Brandon Johnson y Jay Melosh, de la Universidad Purdue (Estados Unidos) han analizado un rastro de polvo procedente de estos cometas en capas rocosas donde quedó incrustado. "Se trata de partículas que se vaporizan durante el impacto del asteroide y llegan a la atmósfera, allí se vitrifican (solidifican) y vuelven a caer a la superficie dejando una capa que son las huellas de estas catástrofes", explica el investigador español Jesús Martínez-Frías, del Centro de Astrobiología (CSIC-INTA).
Velocidad de los impactos
Las características de estas partículas, que se expandieron por el espacio como una gran pluma de vapor durante la colisión, ayudan a determinar cómo son los asteroides o a qué velocidad llegaron al planeta. Las esférulas analizadas por Johnson y Melosh son de impactos de hace entre 3.500 millones y 35 millones de años e indican que el número de proyectiles que chocaron durante esta tormenta de rocas fue mayor de lo que se pensaba, y luego fue decayendo.
Sus conclusiones dan crédito a la hipótesis mantenida hasta ahora de que cambios en el Sistema Solar influyeron en este bombardeo, dado que se alteró la trayectoria de objetos de un Cinturón de Asteroides situado entre Marte y Júpiter, enviándolos rumbo a la Tierra. "Esta es la primera evidencia sólida de lo que sucedió en realidad", apunta Melosh en un comunicado.
Los investigadores, gracias a estas redondas 'gotas' de roca, han deducido que algunos asteroides tenían entre seis y 58 kilómetros de diámetro (varias veces más grande que el que acabó con los dinosaurios), pero la mayoría eran más pequeños y su patrón de distribución coincide con la del mencionado Cinturón de Asteroides. "Tenemos por vez primera una conexión directa entre las dimensiones de los cráteres en la Tierra primitiva y los asteroides que hay en el espacio", destaca el científico americano.
Los cráteres de la Luna
Hasta ahora, y dado que los cráteres de aquellos primeros momentos han desaparecido o están erosionados, los investigadores se centraban en el estudio de los impactos en la Luna. "Las esférulas nos abren un nuevo camino para conocer la historia terrestre, porque todos los asteroides de más de 10 kilómetros de diámetro dejaron una capa de esférulas", añade Johnson, quien recuerda que estos impactos pudieron ser el origen de la vida, al haber introducido materia orgánica en un planeta muerto.
Para estudiar estas esférulas, conservadas en el expediente geológico y de no más de un milímetro de diámetro, utilizaron modelos de ordenador que previamente habían desarrollado sobre condensación.
Melosh cree que sus resultados permitirán a su equipo calcular los efectos del impacto de uno o varios asteroides sobre este planeta. Esta 'calculadora' podría permitir a cualquier averiguar los daños de una colisión de este tipo en el planeta.
Rocas volatilizadas
El segundo trabajo, de William F. Bottke, como primer firmante, concluye que aquel gigantesco bombardeo duró más de lo que se pensaba, para lo cual también analizan esférulas procedentes de impactos. Al menos han localizado siete capas de estos restos de rocas volatilizadas que se formaron hace entre 3.230 y 3.470 millones de años; otras cuatro capas de hace entre 2.490 y 2.630 millones de años; y otras de hace entre 1.700 y 2.100 millones de años.
Aseguran que se debió a una desastabilización del Cinturón de Asteroides por la migración de un planeta gigante.
"Los autores aportan modelos que sugieren una dinámica asteroidal, en este período más turbulento de reorganización planetaria del Sistema Solar primigenio, que favoreció el acercamiento de asteroides a la Tierra causando gigantescos impactos", señala Martínez-Frías.
Para el investigador español, para confirmar estos modelos habrá que investigar en la Luna "ya que nuestro satélite parece ser, en sí misma, una evidencia de estas catástrofes, donde los procesos que ocurrieron en estas etapas se conservan mejor que en la Tierra (debido a la inactividad geológica) y por ello pueden estudiarse mejor que en nuestro propio planeta".