Inglaterra y Estados Unidos comparten la misma política para las islas Malvinas
Entrevista. Luiz Alberto Moniz Bandeira. Politólogo e historiador El brasileño Luiz Alberto Moniz Bandeira es reconocido hoy como uno de los mayores historiadores sudamericanos. Es doctor en Ciencias Políticas por la Universidad de San Pablo. Fue profesor de política exterior en la Universidad de Brasilia y consejero del ex presidente Joao Goulart y del ex gobernador Leonel Brizola, con quien fundó el Partido Democrático Trabalhista. Estuvo preso en los 60 y 70 durante la última dictadura. Actualmente es diplomático en Alemania e investiga en la Universidad de Heidelberg.
¿Cómo observa el actual estado de la Cuestión Malvinas?
Yo no vislumbro una solución diplomática al diferendo y, mucho menos, una resolución militar al conflicto porque la Argentina, obviamente, no tiene la fuerza necesaria en dicho terreno. Claro, Buenos Aires, con la guerra de 1982, cerró una gran puerta para hallar una salida mediante el diálogo bilateral con Londres. Incluso, ahora, el factor petrolero incide negativamente porque Inglaterra tiene en el Atlántico Sur una fuente de abastecimiento de crudo tan importante como la que posee en sus yacimientos del Mar del Norte.
Igualmente y esta mirada la aporto más como cientista político que ciudadano de a pie, podría existir algún tipo de conciliación en el futuro pero, específicamente, sobre el reparto de la renta petrolera. Además, claro, algún gran corrimiento en el balance de poder global alteraría el cuadro político que estoy analizando.
Pero, a nivel regional, una potencia como Brasil ha manifestado una clara preocupación por la militarización y nuclearización del Atlántico Sur. ¿Eso no incide?
Sí, pero Brasil no sólo mira a Inglaterra. El gobierno de mi país observa con mucha preocupación el desplazamiento de la IV Flota del Pentágono en el litoral atlántico o la instalación de bases militares norteamericanas en Colombia. Pero, evidentemente, con la presencia militar de Londres en Malvinas se está realizando una violación del derecho internacional y eso, un gobierno soberano como el de Dilma Rousseff, no puede pasarlo por alto.
¿Usted considera que la política del Reino Unido hacia Malvinas se halla desligada o, por el contrario, está estrechamente vinculada con los intereses de los Estados Unidos?
La política de Londres está perfectamente vinculada con la visión de Washington. No sólo en Malvinas. Durante los últimos años, la política exterior del Reino Unido y la de los Estados Unidos son concordantes. Sin embargo, durante la guerra de 1982, sus Cancillerías tenían algunas diferencias y la dictadura de Galtieri pensó, erróneamente, que como Argentina aplicaba un fuerte realismo periférico y relaciones carnales con los EE.UU., la principal potencia planetaria terminaría apoyando la posición de Buenos Aires. Pero no podía precipitarse ese desenlace porque, en última instancia, EE.UU. e Inglaterra eran grandes socios políticos y tenían fuertes compromisos políticos; incluso, a inicios de los ochenta.
Entonces, usted no cree la palabra de Hillary Clinton (secretaria de Estado norteamericana) cuando advierte que Argentina e Inglaterra deben hallar una solución negociada.
No es cuestión de fe, sino, repito, de factibilidad. Es muy poco realista que ambos países encuentren una salida negociada a la Cuestión Malvinas, y menos que el Reino Unido realice una cesión de soberanía en desmedro de los isleños. Argentina e Inglaterra sólo pueden encontrar algún denominador común en la potestad de los activos petrolíferos.
Miradas al Sur
Por: Walter Goobar
Islas Malvinas - Resumen de TVR
Argentina aún quiere las Malvinas 30 años después de la guerra
USHUAIA, Argentina (AP) La campaña de la presidenta Cristina Fernández para obligar a Gran Bretaña a entregar las Malvinas quizá alcance el lunes su punto máximo durante el 30mo aniversario de la fallida ocupación argentina de este archipiélago distante en el Atlántico Sur.
Fernández se disponía a encabezar cientos de manifestaciones patrióticas que tendrán lugar el lunes a nivel nacional y a pronunciar otro discurso importante en el que exhortará a Gran Bretaña a que reconozca la soberanía argentina de las Islas Malvinas, que los británicos llaman Falkland.
Los izquierdistas convocaron una marcha hacia la embajada británica en Buenos Aires. Ganadores del Premio Nobel de la Paz acusaron a Gran Bretaña de militarizar las islas en tanto que los dirigentes sindicales celebraban su boicot contra los barcos de carga y cruceros británicos.
Sin embargo, ninguna de estas acciones parecen acercar a Argentina a la recuperación de las islas de las que afirma la despojaron en 1833 las fuerzas de Gran Bretaña, que las han administrado durante 150 años como una colonia.
Gran Bretaña asegura que no hay nada que negociar: las islas son un territorio autónomo británico en ultramar y determinarán su propio destino. Los isleños, en una cifra abrumadora, desean continuar siendo británicos.
Sin un avance verdadero, las partes han intensificado solamente su discurso y endurecido sus posturas.
"Treinta años y estamos igual, nos preocupa que volvamos a vivir lo mismo, otra invasión. No queremos que se repita", dijo la isleña Mary Lou Agman.
Cientos de los 3.000 residentes de las islas efectuaron manifestaciones el domingo en las que ondearon banderas británicas y de las Malvinas, mientras observaron un desfile de la Fuerza de Defensa local que marchó en la calle principal.
Las fuerzas argentinas desembarcaron el 2 de abril de 1982 y la junta militar de entonces les había hecho creer que serían recibidas como libertadoras, pero advirtieron que los isleños querían permanecer británicos. Argentina calculó mal la reacción británica.
Las tensiones entre Argentina y las islas que los sudamericanos desean recuperar del control británico, como han permanecido durante 180 años, son ahora más altas que nunca desde la fallida ocupación de 74 días, que comenzó el lunes hace 30 años.
Fuente: Paul Byrne contribuyó a este despacho desde Stanley, Islas Malvinas, y Michael Warren, desde Buenos Aires, Argentina
Gran repercusión en los medios del mundo por los 30 años de Malvinas
Desde notas de análisis, pasando por producciones especiales y viajes a las Islas, el recuerdo trasciende la frontera. Mirá cómo lo reflejan.
El recuerdo por los 30 años de la Guerra de Malvinas no pasó desapercibido en la prensa mundial que le dedicaron varios artículos, producciones especiales y hasta enviados a las Islas.
Uno de los que mayor despliegue le da y toma postura en favor de la Argentina es diario El Mundo de España que armó un especial bajo el título: Malvinas y Goliat venció a David.
En el caso del madrileño El País optó por un tono neutral y dedicó varios artículos al tema, incluido una polémica nota de opinión del periodista inglés, John Carlin, titulada: Thatcher, la libertadora argentina.
Otro medio español que se hace eco del aniversario del conflicto es ABC que entrevista al soldado argentino Silvio Katz quien relata las torturas recibidas por sus superiores por ser judío.
En El País de Uruguay le dedican un extenso especial en el que se narra pormenores de la guerra y la situación actual. El título elegido: La dolorosa guerra en el fin del mundo.
Fuente: TN
Por Pablo la Ferrara
Hoy Malvinas no es un gesto eleccionario ni demagógico. La política en torno a Malvinas ha logrado constituir consensos históricos a nivel regional y global. Tampoco es un grito de guerra sino un reclamo diplomático y pacífico por nuestra soberanía. Malvinas se inscribe en ese contexto: en el proceso de reconstrucción de nuestra soberanía iniciado en 2003.
A partir de ese año, todas las decisiones se han tomando en la Casa Rosada y no en otro lugar, como venía sucediendo en las décadas de neoliberalismo iniciadas con el golpe cívico militar de 1976 y que tuvieron su continuidad en los noventa. Las transformaciones producidas en los últimos años se relacionan directamente con decisiones políticas, económicas, culturales y sociales en torno a un proyecto de modernización productiva y tecnológica con inclusión social, centrado en los intereses estratégicos de nuestra nación y nuestro pueblo dentro del contexto latinoamericano.
Por eso en esta etapa histórica resulta anacrónica la posesión colonial británica de las Islas Malvinas y por eso desde hace años se ha venido desarrollando una política al respecto con el objetivo de construir un bloque latinoamericano para reclamar por vía diplomática la soberanía de nuestras islas. Frente a esto, el Reino Unido sigue negando la posibilidad de diálogo y reforzando su poderío militar en las Islas.
A poco de cumplirse 30 años de la guerra de Malvinas tuve la posibilidad de viajar a las Islas junto a un contingente de ex combatientes, en uno de los momentos de mayor tensión diplomática bilateral. El viaje tuvo como objetivo conocer los campos de batalla y Puerto Argentino, la ciudad capital de las Islas, y desarrollar en esos escenarios un trabajo fotográfico.
El primer contacto que se tiene con nuestras Islas Malvinas es Mount Pleasant, la base militar más grande del Atlántico Sur. Allí aterrizan todos los aviones procedentes del continente. Y no es casualidad. Esta enorme fuerza bélica tiene un sólo objetivo: el control político, administrativo, mediático y militar de la región y de los recursos naturales estratégicos que allí se encuentran -agua, petróleo y pesca-.
Una camioneta nos trasladó hacia Puerto Argentino, la ciudad capital de las Islas que cuenta con una población civil de casi 3.000 habitantes. Durante siete días recorrimos el lugar. Nunca fuimos bienvenidos por los isleños, salvo contadas excepciones. A los pocos días de nuestra llegada organizaron una larga caravana de camionetas en señal de repudio a la presencia de casi 40 argentinos y en apoyo a las políticas militaristas dirigidas desde Londres orientadas a la defensa militar del territorio colonial de ultramar.
¿Debemos preguntarles a los isleños si desean renunciar a los beneficios políticos, económicos y legales de la usurpación colonial? Nuestra Constitución Nacional en sus Disposiciones Transitorias expresa: "La Nación Argentina ratifica su legítima e imprescriptible soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes, por ser parte integrante del territorio nacional. La recuperación de dichos territorios y el ejercicio pleno de la soberanía, respetando el modo de vida de sus habitantes, y conforme a los principios del derecho internacional, constituyen un objetivo permanente e irrenunciable del pueblo argentino.
Las fotografías de este viaje a las Islas no son en blanco y negro sino a color. Porque no son parte del pasado. Porque en este momento nuestras Malvinas siguen siendo usurpadas. Y porque a treinta años de la guerra nuestro reclamo de soberanía sigue vigente, es actual, permanente y no se ha olvidado. Por eso como nunca antes en la historia, las Malvinas se han transformado en política de Estado por vía diplomática a nivel nacional, regional y global, teniendo el apoyo de todo el bloque latinoamericano y de países y organismos a nivel mundial.
Fuente: P.ferrara Las Islas Malvinas son argentinas.
El recuerdo por Malvinas, de vigilia en la Plaza de Mayo
En los primeros minutos del 2 de abril, 30 años después del inicio de la Guerra, decenas de personas se congregaron en la emblemática plaza. Mirá las fotos
El recuerdo al cumplirse los 30 años del inicio de la Guerra de Malvinas está más que presente y, desde los primeros minutos del 2 de abril comenzaron homenajes y concentraciones de argentinos que recuerdan a los caídos en combate.
Uno de los lugares elegidos en la ciudad de Buenos Aires para congregarse y recordar a las víctimas de la inexplicable disputa, es la Plaza de Mayo donde se colocaron cruces blancas sobre los canteros y cercana a la carpa de los exconscriptos que lleva instalada varios años allí.
Las 17 cruces blancas recuerdan a los caídos en el continente y también a los muertos no identificados.
En torno a éstas cruces, decenas de personas se acercaron esta madrugada para recordar a familiares, amigos o simplemente, aquellos jóvenes de 18 a 20 años que, tres décadas atrás, viajaban hasta las Islas para luchar por la soberanía.
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Fuente: TN
EEUU ante la guerra de Malvinas: "No somos imparciales" (Haig)
30 años después / Desclasificaron documentos en Washington
Confirman que EE.UU. no fue neutral en la guerra de Malvinas
Difundieron diálogos entre Thatcher y Haig, que describió a Galtieri como "un bebedor"
El ex presidente de los Estados Unidos en una reunión junto a la entonces primer ministra inglesa, Margaret Thatcher, el 4 de junio de 1982. Foto: Archivo
WASHINGTON.- Una serie de documentos recientemente desclasificados aporta indicios de la siempre sospechada parcialidad del gobierno norteamericano en favor de Gran Bretaña durante la guerra de Malvinas y compromete aún más la declarada "neutralidad" de la que hablaba el ex presidente Ronald Reagan.
Mientras el gobierno de Leopoldo Fortunato Galtieri contó, a la hora de la ofensiva, con que Washington sería neutral, esos archivos, a los que LA NACION tuvo acceso, dan cuenta de la cantidad y del detalle de la información de inteligencia militar argentina que aquí se poseía.
Uno de los datos más reveladores es la versión completa que elaboró la diplomacia norteamericana sobre la conversación que Margaret Thatcher mantuvo con el enviado de Reagan en Londres, el 8 de abril de 1982. Esto es, apenas iniciado el conflicto.
En esa reconstrucción oficial, la primera ministra "agradece" al secretario de Estado Alexander Haig por la información de "inteligencia" aportada por los Estados Unidos en el conflicto. Thatcher expresa también "tranquilidad" por "saber" que la expresión de neutralidad de Reagan no era sino una figura retórica.
"No somos imparciales", acepta Haig. "Creo que usted sabe cuál es la posición de Reagan, no necesito abundar en eso", añade.
La reproducción de la verdadera conversación entre Haig y Thatcher no tiene desperdicio. "Tenemos que hacer todo lo posible por fortalecer su posición", añade el secretario de Estado.
La esencia de la conversación se conocía, pero los detalles desclasificados permiten apreciar cómo Haig describe a Galtieri como "un bebedor, jugador de póquer y con fama de chico duro", pero al que prefiere en la presidencia a riesgo de que caiga y sea reemplazo por otro militar "peor" que él. Ya bastante difícil resulta negociar con "gente irracional" que se deja llevar "por su espíritu de macho", describe.
RECOPILACIÓN DOCUMENTAL Las revelaciones son parte del trabajo de recopilación documental que realiza el National Security Archive, con sede en esta ciudad y, en especial, del Proyecto del Cono Sur, que encabeza el experto en análisis y sistemas Carlos Osorio. El Departamento acaba de reunir 40 nuevos documentos sobre la guerra de Malvinas.
"Buena parte de lo que descubrimos con estos documentos se conocía. Pero, en todo caso, aportan una evidencia descarnada de la parcialidad de los Estados Unidos hacia Gran Bretaña en la guerra, algo que incluyó el uso de su diplomacia en esa dirección", dijo Osorio. "Sería muy interesante que la Argentina desclasificara documentos para poder dar ese lado de la historia", añadió.
En paralelo a estas revelaciones, se halla la cantidad y la calidad de la información de inteligencia militar que poseía Washington y que, según aseguró a los generales argentinos, no compartió con los británicos.
Uno de los documentos, contemporáneo a la decisiva batalla de Goose Green, entre el 27 y el 29 de mayo, detalla la ubicación de aviones militares en, por lo menos, cuatro bases de nuestro país. Por ejemplo: no sólo cuántos Mirage había en ese momento en la base aérea de Tandil, sino en qué posición estaban. "Tiene la puerta de carga abierta", dice de un 707 que se encontraba cerca de la pista.
Lo mismo ocurre con los aviones Canberra, Guaraní y Pucará, a los que sitúa peinando bases en todo el territorio. "No hay actividad especial en Mar del Plata", precisa luego.
Hacia el final de aquel feroz combate -que costó 50 vidas de argentinos, la instalación de una cabecera de playa y un irreversible golpe moral-, otro parte de la Central de Inteligencia norteamericana (CIA) enumera los esfuerzos argentinos por fortalecer la posición en Puerto Argentino.
Aviones, trincheras y posiciones defensivas son identificados con exactitud. Del repaso de los documentos parece imposible que cualquiera de esos desplazamientos pasara inadvertido para los satélites norteamericanos. "La Argentina construyó 16 posiciones defensivas en la zona sur de Stanley [Puerto Argentino]", precisa, por ejemplo. El gráfico adjunto que las detalla está tachado.
Con toda esa información, una de las obsesiones de Washington era la sospecha de parcialidad. "No podemos contrarrestarla", admite el entonces embajador norteamericano Harry Shlaudeman, en un cable secreto enviado 48 horas después del hundimiento del Belgrano.
"Habrá notado que lo llamé por una línea abierta", dice, de pronto Haig a un interlocutor en Washington. "Esperaba que los argentinos escucharan la conversación y así creen lo que le decía a usted en ese momento", explica el entonces jefe de la diplomacia.
El documento da cuenta de las intenciones que movían a Haig. Su estrategia está contada sin pudores en un mensaje secreto del ex secretario de Estado al entonces asesor personal en materia de seguridad de la Casa Blanca, William Clark, y cursada a la Sala de Situación de la Casa Blanca.
Por Silvia Pisani | LA NACION
"Malvinas es un resabio colonial inaceptable"
Leandro Morgenfeld es docente de la Universidad de Buenos Aires e investigador del CONICET. Autor de Vecinos en conflicto. Argentina y Estados Unidos en las conferencias panamericanas (editado por Continente el año pasado), es una referencia para cuestiones bilaterales y Malvinas no escapa a su ojo crítico.
La disputa por Malvinas signó uno de los mayores ejes de conflicto de la política exterior argentina", explica
El historiador da "Historia Social General" en la carrera de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras, además de "Historia argentina" en las facultades de Económicas y Sociales. Aquí, algunos conceptos fundamentales: el análisis de la situación actual, las posibilidades reales de recuperar las Islas, y el origen de "uno de los mayores ejes de conflicto de la política exterior argentina" son algunos de los temas que trata el autor con claridad, un ojo crítico y una precisión admirable.
1. ¿Qué implica la discusión sobre la soberanía de Malvinas? ¿Es un litigio simbólico, económico o bien una combinación de ambos?
El litigio no sólo es simbólico, sino real y concreto. Gran Bretaña tiene intereses geoestratégicos ya que la ocupación de Malvinas le permite tener una base (a Londres y a la OTAN) en el Atlántico Sur, y muy próxima a la Antártida, otra región estratégica disputada por muchos países. Además, hay intereses económicos. La pesca (los permisos que conceden los isleños), dejan ingresos muy importantes (el PBI llega a 100 millones de dólares anuales, para una población de sólo 2200 personas, lo cual da un PBI per cápita de casi 50000 dólares anuales, elevadísimo). Además, hay importantes reservas de petróleo. Cuando empiece su extracción, dará ingresos económicos muy significativos. No es casual que la British Petroleum y socios estadounidenses estén detrás del negocio, ampliando la exploración en los últimos años.
2. A 30 años de la guerra, ¿qué se está disputando la Argentina con Gran Bretaña? ¿Cómo surgió el conflicto?
La discusión fundamental es por el tema de soberanía. Sobre ese punto no hay discusión: es un inaceptable resabio colonial de principios del siglo XIX. El conflicto por Malvinas surge a partir de un incidente entre las Provincias Unidas y Estados Unidos en 1832: Gran Bretaña había abandonado las Islas en 1774, luego de la firma de un acuerdo con España, que pasó a ocuparlas, prohibiendo el ingreso de los barcos balleneros y la pesca extranjera. Tras la declaración de la independencia, se retiraron los colonos, y hacia 1820 el gobierno de las Provincias Unidas tomó posesión formal de las mismas. Tres años después, Pablo Areguati fue nombrado gobernador. En 1829, Lavalle nombró a Lewis Vernet como gobernador político y militar, a quien se encomendó un control más rígido de las islas. Sin embargo, los barcos extranjeros fueron reacios a aceptar los límites impuestos por Vernet, quien se apoderó de tres buques estadounidenses. Uno de ellos, el "Harriet", fue enviado a Buenos Aires, para ser sometido a juicio. Esto ocasionó fuertes protestas del cónsul George Slacum, novato representante de Washington en Buenos Aires. Slacum presentó una protesta formal, desconociendo el derecho argentino a capturar buques estadounidenses o negarles el uso de las pesquerías, lo cual suscitó una airada respuesta del canciller Tomás Manuel de Anchorena. La controversia diplomática no hizo sino agravarse, tras la llegada del buque de guerra estadounidense "Lexington" al puerto de Buenos Aires. Su capitán, Silas Duncan, dio un ultimátum a Anchorena, en respuesta a la captura del "Harriet", amenazando con avanzar con su embarcación hacia las Malvinas. Duncan calificó al gobernador Vernet como saqueador y pirata. En medio de esa controversia, el influyente comerciante y diplomático inglés Woodbine Parish comunicó al gobierno de las Provincias Unidas que Gran Bretaña tenía pretensiones sobre las islas desde que se había retirado, más de medio siglo antes.
3. ¿Cómo reingresaron los ingleses en esta historia?
Aprovecharon el conflicto Buenos Aires-Washington para avanzar en su pretensión colonialista. Reivindicando derechos abandonados explícitamente en 1774, ocuparon las islas en diciembre de 1832 y trasplantaron allí población nueva. Sabían que el gobierno de Estados Unidos, en fuerte controversia con el de las Provincias Unidas, no se opondría a la ocupación inglesa. En el medio de la puja bilateral, ni el gobierno de Buenos Aires exigió a Estados Unidos que aplicara la doctrina Monroe para rechazar la apropiación inglesa (a pesar de que la misma se declaraba contraria al establecimiento de cualquier colonia europea nueva en América), ni la Casa Blanca reaccionó por su cuenta protestando contra Gran Bretaña. Se iniciaba, así, uno de los mayores ejes de conflicto de la política exterior argentina.
4. ¿Cómo puede afectar el reflote del reclamo por las Islas la relación de Argentina con Gran Bretaña?
Argentina debería presionar junto a los demás países latinoamericanos, como lo viene haciendo. Insistir en todos los foros diplomáticos, pero tomar medidas que ataquen intereses económicos británicos en Argentina (petroleras, tierra, bancos, empresas), para convencer al gobierno inglés de la necesidad de sentarse a negociar, tal como viene reclamando la ONU desde 1965.
5. ¿Cuán real es la posibilidad de recuperar la soberanía sobre las islas por vía diplomática?
La vía diplomática es la alternativa que actualmente viene desplegando el gobierno argentino. Aunque también planteó algunas medidas, informales, para limitar compras británicas. A mi juicio, la presión diplomática en todos los foros internacionales debe ir acompañada con medidas económicas, preferentemente tomadas en forma conjunta con los demás países latinoamericanos. El problema con la diplomacia es que la máxima autoridad de la ONU es su Consejo de Seguridad, antidemocrático, que cuenta con 5 potencias con asiento permanente y derecho a veto. Allí no va a resolverse nada sin la aceptación británica.
6. Philip Hammond , ministro de Defensa inglés, dijo que Argentina no es una amenaza bélica porque no tiene poderío militar. ¿Creés que tiene lugar algún tipo de potencial planteo bélico, considerando lo dramática que fue la experiencia de 1982?
No actualmente. Efectivamente, como dijo Hammond, el potencial militar argentino es casi nulo. Sin embargo, pese a esas declaraciones, los ingleses vienen reforzando la presencia militar en las Islas. Esto tiene que ver con la crisis política, económica y social que atraviesa el gobierno de Cameron, que pretende tapar los problemas internos agitando el fantasma del "colonialismo argentino", como hizo Thatcher cuando aplicaba un ajuste social sin precedentes. No creo que, en Argentina, existan condiciones para una opción militar, luego del fracaso del intento del dictador Galtieri.
7. Ambos países se muestran muy firmes con sus posturas: Argentina con reclamar, Gran Bretaña con defender. ¿Qué crees que puede llegar a suceder con esta disputa?
Si se desarrolla una estrategia consecuente, tarde o temprano debe terminar esta situación de dominación colonial. El colonialismo es una rémora de otra etapa del capitalismo. Será cada vez más difícil a los británicos defender la ocupación de un territorio tan lejano. Como el peñón de Gibraltar. Y es absurdo, habiendo sido la mayor potencia colonialista de toda la historia, que planteen el principio de autodeterminación de los isleños, siendo estos un pueblo trasplantado y de ciudadanos británicos.
8. ¿Cómo afectaría a la gente que vive allí un cambio de soberanía?
En principio, podrían conservar el gobierno local, y pasarían a formar parte del Estado argentino. Dado que actualmente en Malvinas hay una amplia actividad económica, no afectaría demasiado. Sí se eliminaría la base militar británica, y podría ampliarse la presencia de argentinos, con programas de asentamiento como los que existen en la Antártida. Además, se acrecentarían los flujos con el continente, con Argentina, y seguramente tendrían una mucho mayor actividad turística.
9. Estados Unidos intervino diplomáticamente en el conflicto en la OEA. ¿Puede hacer a la solución del conflicto la intervención norteamericana?
Estados Unidos fue y es un aliado clave de Gran Bretaña. Históricamente, en la OEA, trató de evitar que se tocara el tema Malvinas, para no comprometerse con su mano derecha en la OTAN. Hace años que se declaran "neutrales" en el conflicto, señalando que deben resolverlo Londres y Buenos Aires, que reconocen la ocupación "de facto", pero que no se expiden sobre el debate en torno a la soberanía. Como América Latina viene presionando cada vez más fuerte por el tema Malvinas, Washington intenta un equilibrio para no malquistarse con América Latina, y a la vez no tomar compromisos que generen tensiones en la relación con Londres (hace pocos días, Cameron visitó a Obama, tras lo cual salió a declarar que la Casa Blanca respaldaba su posición, cuestión que fue matizada rápidamente por el Departamento de Estado). En síntesis, no creo que la solución provenga de una intermediación estadounidense, ya que Estados Unidos no va a romper esa alianza histórica con Gran Bretaña.