La periodista Adriana Balaguer es autora del libro “Hijos del poder” y fue entrevistada en el programa “Sintonía fina” producido por News/OPI desde Río Gallegos. La entrevista puede leerse en el imponente sitio de OPI Santa Cruz.

Además de describir su obra, mencionar las dificultades con las que se encontró en dos años de trabajo, la escritora dio algunos datos inéditos como la falta de motivación de Máximo para seguir los pasos de sus padres, la actitud de los hijos de Duhalde, el protagonismo de los hijos de Hugo Moyano y las debilidades de los hijos de De la Rúa y Menem.

Balaguer – Cuando hice el trabajo de hijos de prostitutas, “Hijos de puta”, buscaba justamente saber cómo vivían aquellos hijos que nacieron con el estigma de la mala palabra, como lo llamaba yo; esto de tener que dar explicaciones sobre quien sos, a partir de los que sos o tu madre.

Me pareció que con “Hijos del poder” la búsqueda era similar; otros hijos que nacían con una mochila, también para dar explicaciones y mostrar si eran lo mismo o eran distintos. Todos vimos nacer y crecer a Dalma (Maradona), todos supimos por un reality las idas y vueltas de la vida de Carlos Nair (Menem), vimos a los De la Rua y los seguimos viendo en las revistas y así nos pasa con los hijos de personajes. Yo busqué en torno a los que no les hiciera falta dar más explicaciones que sus nombre incluso, vos decís Dalma y sabes de quien te hablo; Aito y también lo sabes, decís Máximo también sabes de quién hablan; lo mismo pasa con Pablo Moyano, no por presencia de nombre puro, sí como ladero incondicional del padre uno ya lo ve en la foto y sabe que le está cuidando la espalda a su padre. En ese armado la búsqueda fue saber cómo eran sus vidas, cómo lo llevaban y en eso me metí con estas diez historias.

Balaguer – Está claro que tienen un privilegio de por si implícito sobre el que todo el mundo conjetura, pero también están los estigmas complicados, esto de que los hijos deban dar explicaciones por lo que hizo su padre, porque fue corrupto, porque fue cobarde y dejó el gobierno… y eso también los estigmatiza bastante. Me parece que son hijos que cuentan con las herramientas de un Estado bobo, de un Estado que está a favor del que tiene más, tenga poder o no tenga poder, basta que seas amigo del Juez para que en la Argentina pienses que es mayor el margen que tenés de zafar de uno que no lo es; en función de esto me parece que estos hijos transitan ese territorio; también saben que el día que el poder de sus padres se acaba, ellos también corren riesgos.

Balaguer – Máximo no crea la Cámpora: La Cámpora se le ocurre a Kirchner junto con Dante Guyo, como para recrear aquella “Juventud maravillosa”; en función de eso, su hijo generacionalmente tenía que pertenecer al conjunto y ocupó un espacio más pensado por los otros que por el mismo. Siempre que pudo se escapó, no le importaba el poder hasta que murió su padre y entonces, empezó a ocupar ese lugar; esto lo digo en función de lo que me contó gente de su entorno. Comenzó a acompañar a su madre en su viudez, en la soledad y para cuidarla, todo en el marco de la responsabilidad política que le toca como jefa de Estado; desde ese lugar sí (Máximo) levanta un teléfono para chequear qué pasa en un municipio del conurbano y cuánto la puede afectar a su madre, es porque intenta rodearla de “su gente” para poder controlarla.

Máximo Kirchner no está construyendo un poder para trascender a Cristina; personalmente no es que no quiera otra reelección de su madre o que no trabaje para eso, aunque yo creo que lo que desean es que cuanto antes la madre pueda zafar de esta carga pública, mejor. Me parece que se mezcla mucho, que siempre enconarás gente más papista que el papa, gente que hace planes por él que lo imagina en cargos públicos. Si Máximo Kirchner quisiera, ya seria jefe de gabinete, Ministro o Gobernador, un montón de posibilidades que le da ser el hijo de Néstor y Cristina Kirchner.

Balaguer – Me costaron todos (los hijos), porque pensé que todos iban a querer hablar del padre. Me costó mucho convencer a algunos. Por miedo a ser retados por sus padres y otros directamente no aceptaron. Pablo Moyano me impactó realmente por cómo se heredan los estilos y como es ser el heredero del padre, en el tronco fuerte del poder de los Moyano, que es el gremio. Está claro que quiere heredar a su padre (en la actividad gremial), y que su hermano Facundo está muy atado a los modos de Pablo y Hugo, su padre y a merced de lo que ellos puedan organizar. Son hijos de madres distintas y se nota en la crianza, uno busca ser cool y tener marcados los abdominales y el otro ver cómo puede hacer notar su poder para que se cumpla su palabra.

Me llama la atención de los (hijos) Duhalde, el bajo perfil que han guardado, como que la familia no se toca; las chicas Duhalde, son de bajísimo perfil en el conurbano bonaerense, se cuidan entre ellas para retirar a los chicos del colegio, se hacen pata para salir con sus maridos, todas se casaron con chicos del barrio y una de ellas atiende un kiosko en recoleta, el marido de otra de las hijas de Duhalde hace piletas y ella lo ayuda. Se preservó de una manera especial algo: no quieren saber nada con la política y la única vez que dieron la cara públicamente, fue para defender al padre que era acusado de mafioso y narcotraficante.

Balaguer - Tiene mucho trabajo periodístico orientado en buscar anécdotas y poder reconstruir los perfiles de cada uno de estos hijos para saber quiénes son, qué tienen, qué piensan, qué buscan y cómo es el vinculo con el poder que han heredado con el apellido que tienen; cómo se llevan con el poder de sus padre y cómo lo utilizan. Hay muchas perlitas periodísticas, por ejemplo el diario privado de la madre de Carlitos Nair donde cuenta cómo fue la infancia clandestina de esa relación de padre e hijo, que Carlitos rescató cuando su madre se suicidó.

Balaguer - Me llevó más de dos años de trabajo, las fuentes son muy variadas, entre ellas los mismos protagonistas y en algunos casos sus padre, gente de su entorno, material de periodistas especializados que nos acercaron en cada uno de los temas que abordé; por ejemplo, para seguir a los De la Rua, más allá de que hablé con Aito, existe un trabajo de cómo fue la vida en el momento que su padre estaba en el gobierno. Para armar el perfil de Alfonsín, seguí de cerca como fue la campaña, cómo se lo vio hablar con las personas allegadas, también con sus enemigos políticos y así con cada uno de los diez personajes abordados. No fue sencillo.

Balaguer – El libro está en la calle desde el principio de marzo en todas las librerías del país, Hijos del Poder editorial Aguilar, si no llega a Santa Cruz, lo tiene que reclamar para lograr que la editorial lo haga llegar.