La Quiropraxia nació en el siglo XIX en los EE.UU, en ese momento el doctor David Palmer hizo un descubrimiento muy importante, y como esos grandes descubrimientos, apareció por pura casualidad. Mientras estaba tratando un paciente con problemas de audición que él pensaba tenía un nervio del oído comprimido por el desplazamiento de una vértebra, surgió la novedad.

La terapia quiropráctica es un tratamiento en el que se utilizan las manos, se busca mediante esta técnica restablecer la salud manipulando los órganos como la columna vertebral y se basa en la teoría de que todas las enfermedades aparecen por consecuencia de las acciones que ejerce el sistema nervioso sobre los tejidos del cuerpo. Es una técnica que no es dolorosa, es relajante y mediante la cual se intentan corregir los desajustes vertebrales devolviéndole el movimiento a las articulaciones y relajando los músculos.

Cuando las vertebras no están adecuadamente alineadas en su sitio el sistema nervioso no trabaja correctamente, paraliza el flujo de la energía nerviosa y produce problemas muy graves, como fuertes dolores de cabeza, problemas musculares, trastornos respiratorios, etc.

Las alteraciones vertebrales en su mayoría poseen su origen en una contusión de naturaleza física, que en primer lugar, afecta al esqueleto y luego al estado general de la salud del paciente. Estos métodos quiroprácticos deben ser acompañados de pautas alimentarias adecuadas, remedios homeopáticos y vitaminas. Será necesario además manipular solamente articulaciones afectadas ayudándonos con técnicas como aplicación de calor y masajes para que el procedimiento resulte efectivo.

La quiropraxia principalmente se utiliza para tratar los dolores de espalda, los dolores cervicales y de cabeza. Se trata de una técnica totalmente segura, pero hay que tener cuidado ya que si no se trata de un profesional puede hacerse más daño del que ya está hecho.