Los fanáticos de la fotografía esperaban como agua de mayo la nueva cámara fotográfica de Nikon. La respuesta ha llegado a modo de maravilla técnica a un precio prohibitivo. Sensibilidad entre 100 y 6.400 ISO sin forzado, procesador Expeed 3 de alta rapidez y, sobre todo, su sensor CMOS de 36,3 megapíxeles como puntos fuertes de la nueva joya de la marca.

La nueva cámara réflex D800 incluye lo último de lo último a nivel fotográfico y tecnológico. En el cuerpo de la cámara destaca su puerto USB 3.0 y su puerto HDMI, además de las ranuras para tarjetas SDXC y CompactFlash.

Estas mejoras no son para nada casuales. La capacidad de grabación de vídeo en alta definición a 1080p y 30 fps invitan a que el usuario, después de las tomas, vea los vídeos directamente en la televisión simplemente con colocar un cable HDMI. Lo mismo ocurre con las fotos en alta resolución cuya transferencia a otros soportes debe ser lo más rápida posible. Sin embargo, a nivel de fotografía llega quizá lo más llamativo de la nueva cámara de fotos.

Al prescindir del filtro de paso bajo consigue una mejor definición de imagen, aunque la convierte en una cámara para nivel avanzado. Del mismo modo destaca su sistema de autofoco con 51 puntos regulable a 9 o 21 según la necesidad, y su tecnología de disparo continuo de cuatro fotogramas por segundo o cinco fotogramas por segundo en los modos de recorte DX/1, 2 aumentos.

A nivel de sensibilidad tampoco se han quedado cortos los técnicos de Nikon. La D800 tiene un ISO de entre 100 y 6.400, lo que permite llegar en equivalente a una sensibilidad de entre 25.600 y 50. Este amplio abanico de sensibilidades permite realizar fotos nocturnas pudiendo mantener abierto el obturador mucho tiempo, hasta captar imágenes a gran rapidez sin poner en riesgo la calidad de las fotografías.
Todavía no tiene un precio oficial, pero parece que solo el cuerpo rondará los 3.000 euros. En definitiva, la mejor cámara réflex creada hasta el momento y que, sin duda, hará mover pieza a su gran competidora: Canon.