Una combinación de terapias que ayuda a combatir el síndrome de fatiga crónica
Por doctorsalud
  
Viernes, 17/02/2012
Aquellos pacientes que luchan contra el síndrome de fatiga crónica podrían estar más ayudados cuando tratamientos estándar son acompañados con terapia cognitiva de la conducta, según revela una nueva investigación inglesa.

La aparente promesa de la terapia cognitiva del comportamiento y la terapia física ofrece una considerable esperanza a aquellos pacientes que combaten la compleja condición caracterizada por un cansancio profundo, falta de concentración, disminución de la memoria, dificultades del sueño y dolor de las articulaciones y los músculos. Los hallazgos también apoyan de alguna manera la controversial noción que ajustes en la conducta física o actitud mental pueden tener un impacto positivo en este desorden.

La intervención estándar, conocida como cuidado médico especializado, se centra en dar a los pacientes la información sobre su condición, aconsejarles sobre la mejor manera de manejar los síntomas y asistirlos en afrontar los distintos enfoques.

La terapia cognitiva de la conducta se centra en el miedo que se desarrolla a realizar actividades, lo que puede exacerbar la condición. En efecto, busca romper un círculo vicioso en el cual las inhibiciones mentales de hecho perpetúan y agravan la fatiga crónica subyacente. La terapia física, por su lado, intenta reducir la fatiga e incapacidad mediante, gradualmente, la ayuda a los pacientes a que aumenten sus niveles de actividad para mejorar su estado físico en general.

Para explorar cuáles son las terapias, o las combinaciones de terapias que mejor funcionaban, 641 pacientes con fatiga crónica de diferentes centros de rehabilitación fueron divididos en cuatro grupos y, durante el curso de un año, todos recibieron la terapia estandarizada, mientras que tres de los grupos recibían un tratamiento adicional.

Síndrome de Fatiga Crónica
Los cuidados en el hogar, son la parte más importante del tratamiento del Síndrome de Fatiga Crónica. Si usted la sufre, aquí le indicamos algunas medidas que puede tomar para controlar y hasta aliviar sus síntomas.


Ajuste su horario, para aprovechar así, los momentos en los que se siente con más energía y menos cansado. Mantenga un diario durante una semana y registre los momentos en los que usted está con energía y cuando está cansado. Si logra hacer un patrón de cuándo cambia su nivel de energía durante el día, trate de planificar su trabajo, escuela u otra actividad en torno a ese patrón.

Trate de no hacer demasiado cuando se siente con energía. Si se esfuerza demasiado, puede tomarle varios días recuperarse.

Los problemas de sueño pueden contribuir a la fatiga y otros síntomas. Mejore sus hábitos de sueño:

> Vaya a la cama cuando tenga sueño y trate de que sea a la misma hora todos los días.

> Si cuando está en la cama, usted se despierta y no puede conciliar el sueño pasando más de 15 minutos, levántese, salga del dormitorio y haga algo tranquilo, hasta que le dé sueño nuevamente.

> Evite el alcohol, la cafeína y el tabaco antes de acostarse.

> Mantenga su habitación a una temperatura agradable y elimine todas las alteraciones de luz y sonido.

> Asegúrese de que su colchón proporcione un buen apoyo. Use un soporte para el cuello, para evitar que el cuello y la cabeza se muevan demasiado cuando duerme.

> Tome siestas si es necesario. Deben ser breves, de 20 a 60 minutos, y tratar de no tomarlas al final del día.

> Haga ejercicio ligero, suave y con regularidad. Los ejercicios de estiramiento, son un buen comienzo. Los ejercicios aeróbicos, como caminar, nadar o andar en bicicleta o la bicicleta fija, también pueden ser útiles. Usted necesita encontrar un equilibrio entre el ejercicio suficiente para beneficiarse y evitar cansarse demasiado.

Únase a un grupo de apoyo, pueden ser fuente de información y consejos. Pregúntele a su médico o comuníquese con el hospital local para ubicarlos.

Evite los remedios no probados, tales como dietas especiales o vitaminas, que no le haya dado su médico.

Tenga una dieta equilibrada, que sea baja en grasas y alta en hidratos de carbono y fibras.

Sea paciente, tenga en cuenta que el tratamiento es esencial. Su médico puede sugerirle la terapia cognitivo-conductual para ayudarle a aliviar los síntomas.


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