Rompe una vajilla para combatir el estrés.
Las situaciones de crisis estimulan el ingenio. Es el caso, por ejemplo, de un grupo de jóvenes que decidió ofrecer a la gente la posibilidad de descargar tensiones rompiendo objetos.
Bautizado como terapia del estrépito o de la rotura, el ejercicio de romper objetos cobra cada vez más adeptos. Es algo que muchas personas desean hacer pero que suele estar fuera de sus posibilidades.
Estrellar un plato, destrozar una pantalla de ordenador o golpear vasos con un bate de béisbol libera tensiones y relaja. Ahora esta fantasía se hace realidad gracias a empresas que ponen ese servicio a disposición de quienes desean romper cosas de forma segura.
Desahogo a través de la destrucción
En Estados Unidos existe la Compañía de la Destrucción (The Destruction Company), una organización que elige minuciosamente a sus miembros entre los más adinerados del país.
Para formar parte de este selecto grupo, una persona tiene que ser invitada por alguien que ya sea socio del club, y la cuenta corriente bancaria del candidato tiene que contar con una cifra abultada.
Se podría calificar como un club de gente caprichosa que tiene la posibilidad de destrozar objetos de lujo como Ferraris, pantallas planas u ordenadores de última generación.
Apenas se conocen detalles de la compañía, sólo se sabe que se encuentra en algún lugar de Nueva Jersey y que probablemente abrirá nuevas sedes en Los Ángeles y Londres.
Destinado a gente normal
Para gente más sencilla, existe en España la empresa Crash Therapy que, sin ningún tipo de secretismo, ofrece al público la posibilidad de romper objetos previo pago de una cantidad de dinero moderada.
Javier Talavera, gerente de Crash Therapy, con sede en Valencia, le dijo a BBC Mundo que la iniciativa tiene buena acogida por los niveles de estrés que hay actualmente en la sociedad mundial, y en concreto en España.
"La gente viene y se desahoga, se deja los problemas aquí", explicó.
Los pacientes de esta peculiar terapia reciben ropa y accesorios adecuados para que su seguridad no se vea amenazada, como una visera protectora para la cara, guantes, y polainas para cubrir el calzado.
"Esto está pensado para gente normal, no para los vándalos, los vándalos ya hacen de vándalo en la calle", aseguró Javier Talavera.
Experiencia liberadora
Los objetos que se destrozan tienen procedencia diversa. Las botellas llegan de los locales de ocio de la zona, el resto de platos y demás vajilla lo compran los responsables y los electrodomésticos los recogen una vez han sido desechados por sus propietarios.
Una válvula de escape para la situación actual de estrés puede ser la destrucción de objetos.
Las personas que han pasado por las instalaciones de la empresa hablan maravillas de la experiencia. Aseguran haber perdido el control por unos minutos para posteriormente dejarse invadir por una sensación de calma muy gratificante. Además, se pueden llevar un DVD para recordar por siempre su momento de enajenación temporal.