La capacidad de la telaraña para adaptarse a diferentes niveles de fuerza es la clave de su destacada estabilidad, según los expertos en la materia.
Además de observar cuánta tensión puede soportar una red de seda de araña, los investigadores utilizaron simulaciones por computadora para descubrir cómo respondían las estructuras hechas con este particular hilo.
Las redes resistieron una variedad de pruebas de resistencia, incluyendo vientos con la fuerza de un huracán. Los hallazgos este grupo de investigadores aparecen publicados en Nature.
Los expertos descubrieron que el diseño de la telaraña, y las propiedades únicas de su seda, permiten que se rompa un solo hilo para que el resto se mantenga ileso.
"Es sorprendente, porque, de hecho, las estructuras de ingeniería no se comportan de esa manera", explicó Markus Buehler, del Massachusetts Institute of Technology (MIT), quien encabezó el estudio.
"Si un edificio, un coche o un avión es expuesto a una gran carga mecánica, se romperá en su conjunto y la estructura entera dejará de funcionar", explica.
El experto en mecánica molecular y su equipo estudiaron las redes de telaraña de una variedad de especies incluyendo la araña de jardín europea (araneus didematus), la araneida (araneidae) o las nephila clavipe.
Investigando la seda a escala molecular, los investigadores descubrieron que podían explicar el comportamiento de la red en su conjunto.
Un hilo sacrificado
Cada hilo individual de seda, según explica Buehler, puede ser "sacrificado" para mantener la estructura general. La clave de esta habilidad recae sobre el hecho de que la seda "cambia" mientras es tira de ella.
"Cuando se tira del filamento, la estructura molecular única de la seda de despliega a medida que aumenta la exigencia, generando un efecto de estiramiento".
Este cambio ocurre en cuatro etapas. En la primera se tira del hilo entero. Luego se estira mientras las proteínas hacen que el hilo se despliegue.
En la tercera fase el hilo atraviesa una fase en la se pone rígido y absorbe la mayor cantidad de fuerza.
Y la parte final es justo antes de romperse. Buehler lo compara con tirar de una cinta adhesiva en un esfuerzo por romperla. Se necesita mucha fuerza para romper el hilo porque las proteínas se mantienen juntas por uniones de hidrógeno "pegajosas", explica.
Esto sucede porque, a pesar de que la fuerza rompe las uniones, algunas se rehacen. Este proceso se repite con cada vez pero con menos uniones pegándose nuevamente, hasta que no queda ninguna y el hilo se rompe por completo.
Después de la investigación, a Buehler le queda claro que "la durabilidad de la red no es sólo debido a qué tan fuerte es la telaraña, sino también por cómo varían sus propiedades mecánicas mientras se estira".
Fuente: BBC Mundo